jueves, 24 de mayo de 2012

Cosas que importan... LAS ALIANZAS

Siguiendo con el post anterior, continúo la lista de las cosas que importan en una boda y que, a priori, no se les suele conceder esta importancia (es decir, el vestido y el menú de boda POR SUPUESTO que importan pero nadie lo pone en duda, por eso no hablaré de esto). Aparte del ramo, una de las cosas de las que más me ha sorprendido su importancia son:

LAS ALIANZAS. No es un gasto muy importante dentro de cualquier boda y hoy día me doy cuenta de lo importante que es elegir un par de alianzas bonitas, si sois de los novios clásicos que las llevan puestas todos los días. Cuando me arreglo para salir a la calle, o bien lo primero o bien lo último que me pongo es mi anillo de casada. Y me encanta mirarlo. Ahora ya se me ha ido un poco la manía de mirar mi dedo anular o el de mi marido continuamente, pero en la luna de miel que todavía estaba el asunto muy fresco, os aseguro que me miraba el dedo con asombro como treinta veces al día, jeje. Y me decía a mí misma: "no me lo puedo creer, si soy una mujer casada..." (supongo que las nuevas incorporaciones al club de las casadas sabrán de lo que hablo).

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Las alianzas son el recuerdo de la unión (más que un recuerdo del día de la boda), un símbolo de nuestro estrenado estado civil, pero también son una joya que se revalorizará con el tiempo. Yo no solía llevar anillos hasta que mi ahora marido me regaló el anillo de compromiso, y ahora mismo y tanto para ir de comunión como para ir a la compra, no me faltan ni mi solitario ni mi alianza, cada uno en el anular de la mano izquierda y la mano derecha, respectivamente. Mi ramo de novia era muy bonito, pero ya está seco. Mis anillos son los que van conmigo a todas partes.

Recomendaría a las novias que hagan una pequeña reflexión sobre esto cuando consideren que las alianzas de sus sueños se escapan de su presupuesto. Si la vas a llevar todos los días, entonces será una joya que portarás más que tus pendientes favoritos, más que todas tus pulseras. Vas a llevarla más que tus mejores vaqueros, más que tu traje más espectacular y caro, o tu mejor perfume. En resumen, si vas a convivir con algo todos los día de tu vida, más cuando ese algo lo has estrenado un día tan especial como el de tu boda, ¿qué son cien euros más, o doscientos?


El gesto que más repito estos días, jeje. via

No se trata de comprarse unas alianzas de Cartier, o de platino (ya sé que estas opciones no están al alcance de todo el mundo, aunque hoy por hoy no veo tan descabellado haber invertido en unos anillos de platino como era mi ilusión), pero se trata de dedicar tiempo y recursos a elegir las alianzas que más nos gustan. Y también las que mejor nos sientan y que mejor resumen nuestra forma de ser; como haríamos con cualquier prenda de ropa que se precie, pero aún más, porque esta es diaria y para siempre.

Y francamente, si entre los anillos de nuestros sueños y otros más baratos hay una diferencia de dinero que podrás amortizar perfectamente en los próximos meses, no lo dudes. El vestido se guarda en el armario, el vino y la comida se acaban, las fotos dejamos de mirarlas cuando pasa un tiempo... pero nuestra alianza de casados viajará en nuestro dedo todos y cada uno de los días del resto de nuestra vida. ¿No es una inversión que merece la pena valorar?

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viernes, 18 de mayo de 2012

Cosas que importan y cosas que importan menos: EL RAMO

Está claro que todas queremos una boda perfecta, en la que cada uno de los accesorios sea personalizado, bonito, glamouroso y especial. No habría problema para esto si no fuera porque el presupuesto para conseguir que todos los detalles sean exhuberantes es superior al que disponemos o al que nos queremos gastar, y porque la energía en conseguir "lo mejor" dentro de cada detalle también puede ser demasiado elevada.



Desde mi experiencia de mujer que ha pasado (y superado) una boda, me gustaría hacer una pequeña lista de cosas que importan más de lo que pensamos (o de lo que pensaba yo previamente), y sobre las que tenemos que tener un especial cuidado, por tanto; y cosas que, aunque son importantes, no lo son tanto como parecen (o al menos, yo les he visto una importancia relativamente menor).

Cosas que SÍ importan:

1) El ramo. Sí, empiezo por el ramo porque es algo con lo que al final me fasciné. Y fijaos, he utilizado la palabra fasciné y no "me preocupé", "le di muchas vueltas" u otras similares, porque no me obsesioné para nada, simplemente miraba ideas por Internet y aprendía sobre flores; le llevé mis ideas al florista y me olvidé del asunto hasta el día antes de la boda...

El viernes por la noche, horas antes de mi camino hacia el altar, vinieron a decorar la iglesia del pueblo y me entregaron mi ramo. Dios mío, qué emoción... Era el ramo más bonito que había visto nunca (supongo que al ser el mío, pude verlo con poca subjetividad, jeje)... Tenía todos los colores que yo había pedido: distintos blancos, champagne, un sutil tono melocotón. Todo ello colocado en forma de un bouquet muy apretado, con flores pequeñitas. Pero mejor, y rompiendo mi promesa de no poner fotos de boda, os dejo con una imagen:




Al día siguiente, ya el día de mi boda, y a partir del momento en que llegó el fotógrafo a casa, me di cuenta que el ramo me acompañaba en todo momento. Es decir, apareció en casi todas las fotos, entró conmigo a la iglesia, siguió conmigo a la sesión de fotos posterior y entró conmigo al restaurante. Una vez allí, puse el ramo a mi lado encima de la mesa y siguió visible hasta última hora de la boda. Fue cuando me di cuenta que el ramo es un complemento del vestido como pueden ser los pendientes, o los adornos del pelo, e incluso más, porque es mucho más grande y vistoso. Y me pregunté cómo era posible que algunas novias le diesen vueltas a los zapatos de novia (que no se ven), o a los pendientes, y dejasen el ramo en manos de cualquiera.

En fin, no se trata de hacer un drama de esto, pero pienso que este complemento tiene más peso del que pensamos. No obstante, y poniendo unas dosis de pensamiento práctico también diré que: "no por un ramo imperfecto, tendremos una boda menos perfecta". Así que chicas, con ramo bonito o sin él, al final acabará el día y estaréis casadas y felices igualmente.

(Continuará...)

martes, 15 de mayo de 2012

Coming back

Pensar que ya soy una mujer CASADA... y sí, haciendo un balance general y con la perspectiva que da el paso del tiempo, podría decir que FELIZMENTE casada. :-)

Hola a todas de nuevo, hacía semanas que no me pasaba por el blog y mi última entrada no fue del todo halagüeña. Pero ya he tenido tiempo para desconectar, para pensar, para reflexionar, para notar y aceptar cada sentimiento. Los buenos, y los malos.

Y descubro que, aunque ya ha pasado la boda, y aunque en parte no siento deseos de retomar al 100% los post sobre ideas de bodas (flores, decoración, vestidos, ideas originales, DIY -un momento, ¿cuándo he escrito yo sobre DIYs? ;-) -), sí que siento que tengo muchas cosas que decir. Me apetece explicar ideas, compartir cosas, rememorar mis sensaciones de novia y apuntar las de una mujer ya casada.

Así que creo que en los próximos días, no con tanta frecuencia como anteriormente porque ahora tengo más obligaciones (trabajo, estudios, mi nueva casa...), iré transmitiendo algunas de estas ideas. Pero supongo que antes me cortaré las uñas, porque aunque es muy guay tenerlas tan largas y tan bien limadas (aún me dura la manicura de novia...), no es nada, nada cómodo para escribir.

¿Y de qué me gustaría hablar...? Antes de nada, de que me he reconciliado con mi boda. Mis amigos se lo pasaron genial, he decidido olvidar que el catering no se mereció totalmente el dinero que les pagamos, y en definitiva, a pesar de los momentos dolorosos que pudo haber antes y durante la boda, estamos casados. Y no pasó nada grave ni a nosotros ni a nadie.

Sí, eso es lo que quería decirles a todas las novias: a pesar de cómo salga todo, de los contratiempos, de las desilusiones, o incluso de las alegrías... al final pasa el día y te levantas alegremente con un nuevo estado civil. Tenemos ya nuestro libro de familia, nuestra alianza como recuerdo de nuestro compromiso. Los papeles de la boda no se han traspapelado, el matrimonio no ha sido inválido, ante nuestros conocidos y ante la ley, somos marido y mujer. Por tanto... el objetivo principal de la boda se ha cumplido ¿no?

Una imagen desde la honeymoon...

En segundo lugar, me gustaría profundizar un poco más en los sentimientos negativos, y por contradictorio que parezca con el mensaje que he dado en el párrafo anterior, creo que, si algo en la boda sale mal (aunque el objetivo se haya cumplido), tenemos derecho a sentirnos mal y desilusionadas durante un tiempo (siempre que este tiempo sean unos días, o a lo sumo unas semanas). No pasa nada. Las alegrías hay que vivirlas, y las penas, también.

Vale que ese día no tiene por qué ser (y lo creo firmemente) "el día más feliz de nuestras vidas", pero sí que esperamos que sea muy muy intenso, y que vayamos guapísimas, y que todo sea precioso y luzca el sol. Y si no es así, aunque no sea una cuestión de vida o muerte, creo que tenemos derecho a disgustarnos un poquito sin que se nos tache de superficiales.

Y en tercer lugar... hay mucho que hablar acerca del "post-boda", es decir, las sensaciones de ser ahora una mujer casada y que convive con su pareja cuando antes no lo hacía. Al principio es un poco extraño decidir el fin de semana "si vamos a comer con tus padres o con los míos" cuando antes generalmente cada uno comía en su propia casa (de sus padres) y dormía en su propia cama.

Así que... doy la bienvenida a esta nueva etapa del blog, y espero seguir contando cositas, y sobre todo, compartiendo mis impresiones con las vuestras. Porque siento que aprendo de cada comentario que recibo, y de cada blog que visito. ¡Un besazo!

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