martes, 12 de junio de 2012

Sobre compras y armario (parte 2)

Hace unos días os comentaba algunos de los dilemas de una mujer ante su armario. Un armario muchas veces abarrotado de cosas inútiles o simplemente... "difíciles de poner". Os hablaba de las veces que he comprado sin cabeza, o cosas difíciles o fuera de mi estilo, y de la dificultad de hacer una mudanza en condiciones sin tener un armario en condiciones. Y todo esto se suma a una última tendencia que he ido siguiendo en blogs y demás: la de simplificar nuestra vida. Y tengo que decir que por el momento no quiero desprenderme de todas mis pertenencias y vagar por el mundo con mis posesiones dentro de una maleta (que podría ser, oye), pero unas dosis razonables de este minimalismo sí que quiero implantar en mi (por cierto) nueva vida.

Comparto a continuación los consejos para conseguir, tanto un armario más adecuado, como un consumo en general más racional.

1.- Lo primero de todo: hay que ordenar el armario. O mejor dicho: los armarios. Sí, lo típico: sacarlo TODO (todo-todo-todo) de cada uno de los cajones, tablas, de las perchas, etc. También la ropa interior, los cinturones, los calcetines. Si me apuráis, incluso los complementos. Para saber cómo actuar una tiene que saber lo que tiene. Os digo yo que se encuentran bastantes tesoros escondidos en estas ocasiones. Este proceso de sacar toda la ropa y ordenar el armario es largo, que no tedioso (de hecho, a mí particularmente ordenar el armario y ver cositas que ni recordaba me parece divertido), por tanto elige un día libre, por ejemplo un domingo. Una vez con toda la ropa encima de la cama, nos haremos una idea mental global de lo que tenemos y es hora de hacerse unas preguntas: ¿Tengo un fondo de armario?  ¿Me gusta en general las prendas que tengo? ¿Hay un estilo, o hay cientos? ¿Tengo muchas prendas que no sé combinar? ¿Almaceno cosas que no voy a ponerme nunca más? ¿Puedo donar algo? ¿Debería tirar otras cosas?

2.- En caso de tener un armario fabuloso, creo que lo siguiente sería ordenarlo todo y darse por satisfecha. Estás de suerte. En caso de detectar que efectivamente nuestra ropa es un caos y por una razón o por otra, no nos sirve, hay que tomar algunas decisiones. Para empezar, plantearse donar o tirar cosas. Y para continuar, guardar en un sitio aparte (por ejemplo en cajas) prendas de las que no nos queramos deshacer bien porque vaticinemos que se volverán a llevar en las próximas temporadas, o porque tienen valor sentimental. No sé a vosotras, pero a mí hay camisetas de hace diez años que me evocan cosas estupendas, y no querría deshacerme de ellas. Además, a veces me gusta pensar que dentro de treinta años, guardando las cosas de mejor calidad, podré tener prendas vintage para mis futuras hijas, sobrinas, etc. ;-) Eso sí, se trata de guardar lo mínimo posible, y desechar definitivamente lo que consideramos un lastre en nuestra vida. Tenéis muchos post en la blogosfera que hablan precisamente de cómo seleccionar las prendas que volvemos a meter en nuestro armario, así que no me entretengo en este punto.
Perfecta imagen que resume este proceso. aquí

3.- Si tu armario te has decepcionado, y si a pesar de haber encontrado esos "tesoros ocultos" sigues sin tener cosas que ponerte (o un buen fondo de armario, como quieras llamarlo), antes de lanzarte a comprar como loca todas esas cosas que te faltan, te toca hacer un poquito de reflexión. Date cuenta de todo lo que has hecho mal hasta ahora. Considero que sin un análisis profundo de la situación particular de cada cual, no hay soluciones duraderas que valgan. Sí, puedes guardar, y tirar, y donar cosas, y comprar tres prendas buenas, pero si no te paras a pensar qué has estado haciendo mal para llegar a esta situación, volverás a hacerlo. Las buenas intenciones se acaban en dos días, y tu armario volverá a su estado de leonera. Plantéate qué has hecho mal, y qué otras cosas podrías hacer. Recuerda esas compras inútiles e impulsivas (seguro que tienes algo en tu armario que ni has estrenado ¿a qué sí?) y no te martirices con ello, simplemente aprende. En mi caso, mi análisis me ha desvelado que no ha sido tanto que he comprado demasiado (ya he dicho anteriormente que no soy realmente una shop-aholic, y todos mis zapatos me cabrían en un zapatero de dos puertas), como que he comprado sin cabeza y bajo impulsos.


4.- Tras el análisis, llega el momento de salir de compras, si creemos que verdaderamente hay prendas que necesitamos, bien para combinar con otras, o bien porque es algo que siempre quisimos tener y vamos posponiendo una vez y otra. Pero compras... ¿qué compras? ¿Cómo no caer de nuevo en los errores?

Creo que viene bien hacer una lista de todas y cada una de las prendas de ropa, zapatos o complementos que hemos adquirido en una temporada, con su correspondiente coste. Apuntarlas todas, que queden escritas. Y después, analizar cuántas de estas adquisiciones hemos amortizado convenientemente. Os cuento que yo empecé haciendo esto el año pasado, temporada otoño-invierno, más que por una cuestión de hacerme un buen armario, como ahora, por curiosidad acerca del gasto que destinaba a ropa. Apunté cada pantalón, cada camiseta, las botas, incluso algún conjunto de ropa interior. Y cuando pasó la temporada y vi la lista definitiva de todo lo que había comprado el resultado fue escandaloso. Y sorprendente. Gastaba en ropa y complementos más dinero del que había pensando, y muchas de esas cosas, al cabo del tiempo, se me habían estropeado o no había usado bien porque tampoco me acababan de gustar, o bien porque tenía algo en casa que era bastante similar. Y seguía en muchas ocasiones "sin encontrar algo que ponerme". Un desastre, vamos.

Hacer esta lista fue el principio de mi cambio de actitud. Esta temporada primavera-verano, también he hecho esta lista. Tengo que decir que he invertido casi el mismo dinero que el año pasado, pero sin embargo, estoy bastante contenta con todas y cada una de mis nuevas adquisiciones, porque casi todas ellas han sido meditadas anteriormente e iban con el fin de construir este fondo de armario que antes he comentado. Sí, he hecho una buena inversión, en prendas de calidad, que me quedan bien y que verdaderamente me gustan, y que además conjuntan entre sí. Puedo decir que hoy abro el armario de mi nueva casa y me encanta lo que veo. Ya no tengo esa desazón que tenía antes, cuando abría un armario lleno de ropa y comprobaba que para algunas ocasiones me faltaba lo adecuado, o no tenía un pantalón que combinar con esa camiseta nueva y fantástica.

Una lista de cosas compradas empezó el cambio. Otra lista muy meditada y sin presupuesto tope de "cosas que me vendría bien tener" lo llevó a buen puerto.

5.- Aparte de limpiar, ordenar y confeccionarnos un armario genial, creo que hay que hacer una última reflexión, y esta no centrada en la ropa en particular, sino con el consumo en general. Con las mudanzas que he hecho en estos últimos meses, he puesto de manifiesto que, en general, almacenamos demasiado. Tenemos demasiado, guardamos demasiado. He visto cosas en blogs que me han puesto los pelos de punta ¿pensáis que es necesario tener treinta o cuarenta pares de zapatos? ¿Veinte bolsos? ¿Diez abrigos? ¿Cincuenta camisetas? La cosa empeora si encima los tenemos todos ahí, revueltos por la habitación, unas cosas encima de otras, causando una perenne sensación de caos en nuestra habitación.

¿Envidiable o excesivo?

Yo me pregunto ¿No es algo preocupante que casas enormes, de más de cinco habitaciones, tengan todas ellas desbordadas de cosas? Ya sean juguetes, vajillas, aparatos electrónicos, velas o cojines. ¿Y no es especialmente significativo que, si rebuscáramos entre todas estas cosas, apenas podríamos salvar algo para dejar a la generación siguiente? Porque nuestras abuelas podían tener pocas cosas, pero algunas de ellas eran de una belleza o de un carácter asombroso. Ajá, es el vintage, tan de moda últimamente. Y yo viendo esas casas tan atestadas de cosas sin personalidad me digo ¿podrían estar éstas en un mercadillo vintage dentro de cincuenta años, suponiendo (que ya es mucho suponer) que no se estropearían antes de ese momento?

Menos cantidad, y más calidad, lo sigo diciendo... Y espacios más vacíos, menos abarrotados, en general. Simplificar la casa o el armario no es sólo eso, o al menos a mí me lo parece. Es también simplificar la mente, y simplificar la vida...

4 comentarios:

  1. Hola guapa!!
    Es cierto que cuanto más a la vista estén las cosas mucho mejor, si lo tenemos todo amontonado es que ni sabes la ropa que tienes y hasta dices.....¡Mira si no sabía que tenía esta camiseta! jejeje, así que estoy de acuerdo contigo.

    Es buena idea lo de la lista y así controlas más los gastos y lo que necesitas y lo que no.

    Besitos!!!

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  2. Muy buenas reflexiones, estoy total,emte de acuerdo.

    Yo era de esas de:
    -30pares de zapatos (aun por encima todos de fiesta, es decir, nada util)
    -30 bolsos
    -10 abrigos

    Pero ahora ya no y me siento muy satisfecha :D
    y mientras voy haciendome un fondo de armario pues no compro ni bolsos ni zapatos ni abrigos jajaja.

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  3. mmmm, tienes razón, m{as calidad y menos cantidad, sigo intentando ordenar el armario, pero me invade el panico :(

    Saludos!!

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  4. hola! Que poquito escribimos ultimamente, no? Bueno solo decirte que cuando quieras te puedes pasar por mi blog que tienes una sorpresa... un beso!
    http://partefav.blogspot.com

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