martes, 5 de junio de 2012

Sobre compras y armario

Hoy me escapo un poquito de la temática de las bodas para compartir uno de los asuntos en el que más he pensado en este último mes (aparte de las impresiones de mi boda y de los recuerdos compartidos de la luna de miel): la ropa que hay (o que falta) en mi armario, y las compras en general.

Maitena. Cómo lo clava todo.

Ay, sí, mujeres y ropa. Incluso para la que dice que pasa de la moda o  que no tiene dinero para comprarse modelitos, a la hora de abrir el armario siempre vienen un montón de reflexiones a la cabeza: la más usual "no tengo nada que ponerme" incluso estando el armario lleno (y esto puede ser rigurosamente cierto: no tener nada apropiado y nadar en la abundancia de trapitos). Otras cosas que nos pueden surgir en ese momento de abrir el armario pueden ser: "uff, ¿con qué combino esta camiseta?", "todo lo tengo del mismo color", "tengo demasiada ropa" o "tengo muy poca ropa",  "tengo que poner orden a esta leonera", o la mejor de todas: encontrar algo genial que ni nos acordábamos que teníamos (¿no es eso un poco de locos...?)

Desde hace un año más o menos, he empezado a ocuparme de este asunto de las cosas que acumulo, demasiadas; de la necesidad de comprar menos y mejor; de la necesidad de guardar fuera de mi armario lo que no me pongo o desprenderme de ello. He llevado más ropa y zapatos a Cáritas que nunca, y he tirado por fin todos esos pendientes sueltos del que perdí el otro par. He reciclado viejos apuntes y revistas que guardaba. Incluso he regalado algunos libros, por más que me gusta la literatura, porque sentía que no había necesidad ninguna de guardar algunos de ellos. La verdad es que, siguiendo las máximas del minimalismo que parece estar cobrando protagonismo hoy día (no hay más que ver la cantidad de enlaces que aparecen cuando una escribe en el buscardor: "simplificar mi vida" u "operación armario"), todos los objetos que atesoramos requieren alguna atención: o hay que limpiarlos, o repararlos, o ordenarlos de cuando en cuando. Y eso es una inversión de tiempo, dinero y energía. Pero por otro lado, y para un alma empedernida como yo, los objetos son recuerdos, y son parte de una vida pasada a las que a veces me gusta volver...

Entonces ¿dónde está ese punto medio, ese equilibrio?

Yo desde luego estoy lejos de alcanzarlo... os cuento. Centrándome en la ropa, ha sido sobre todo en estas últimas semanas, haciendo la mudanza de la casa de mis padres a mi nuevo piso (mudanza, mover y recolocar un montón de cosas ¿¿os suena??) cuando me he dado cuenta de la verdadera magnitud del problema: sí, tengo demasiada ropa; y varias prendas no me gustan demasiado, son difíciles de conjuntar, de mala calidad, se parecen entre sí o no les puedo sacar mucha utilidad.  Y por otro lado, y esto es algo de lo que he ido adquiriendo conciencia conforme he ido leyendo ciertos blogs de moda, tengo una falta alarmante de básicos. Y no me refiero a los básicos convencionales, no creo que esta lista deba ser igual para todas las mujeres sino a mis básicos. Las prendas que para mí serían "todoterreno", tanto para una fiesta o un café informal entre amigas.



Cuando vas a vivir en una casa nueva, en la que en la habitación hay armarios y los cajones que tienen que compartirse entre dos personas (lo cual ha sido una experiencia totalmente nueva para mí), tienes que optimizar el espacio. No hay hueco, literalmente, para trastos inútiles. Hay que pensar qué es lo más ponible para guardar más cerca (ejemplo, en el armario principal del dormitorio), y aquellas cosas que quedan reservadas para eventos (y que se pueden meter en el armario de la habitación de invitados). Y pensar qué es lo que realmente te gusta y necesitas, y qué cosas estás transportando con la mudanza como si fueran un lastre, porque o no te las pones nunca o te las pones con cierta carga de culpabilidad (ya que me lo he comprado, tengo que usarlo).


Resumiendo, que llevo tiempo dándole vueltas al tema de la ropa (creo que desde que el año pasado que uno de mis propósitos fue RECICLAR, es decir, mirar lo que ya tengo antes de comprar algo nuevo, desde la ropa, hasta los objetos decorativos), y la mudanza ha sido la gota que ha colmado el vaso y ha hecho que me pare en seco y piense en cómo he estado actuando en estos últimos años. Creo firmemente que pasamos mejor a la acción cuando hay una buena reflexión detrás. Estas son las conclusiones a las que he llegado en estos días, y que me gustaría compartir con todas vosotras, quizás en muchos casos os identifiquéis conmigo.

a) Hasta ahora, he comprado demasiado. Y debo reconocer que ni mucho menos soy uno de los peores casos, tengo varias amigas y conocidas que compran más artículos que yo (aunque sean más baratos), y personas de mi familia a las que les dá por acumular cosas. Pero centrándome en mí, sí: he comprado cosas que no necesitaba, cosas que ya tenía pero que ni recordaba, y no hablo sólo de ropa. Y con el tema de la boda, mis compras se han incrementado con varios "caprichos" pero he de reconocer que estos no me duelen tanto por tratarse de una situación excepcional, y porque eran cosas que realmente me gustaban y a las que les he dado una utilidad posterior, o que guardaré para siempre con mucho cariño.


b) En muchas ocasiones, he comprado sin cabeza. Es decir, no he planificado para nada mis compras. Paso a una tienda, me pruebo cosas que me gustan, y si no eran muchas y muy caras me llevaba las que me quedaban bien. Aunque fueran más de lo que ya tenía en casa, aunque no fueran excepcionalmente bonitas o de buena calidad. No he estructurado para nada mis compras, y ahora me doy cuenta del tremendo error que es, porque no te pones en serio a buscar aquello que te falta, sino que compras lo que encuentras, lo que en ese momento capta tu atención (ese momento en que puedes estar pensando en decenas de cosas más), y ya verás luego cómo y con qué lo combinas, si realmente te aporta algo nuevo, o si no tienes algo similar de lo que no te acuerdas. He comprado sin cabeza, no me he parado lo suficiente a pensar: "este año necesito esto, esto y esto otro, y voy a dedicar mis energías y mi dinero a estas cosas en particular y no a otras".

c) No me he dedicado lo suficiente a buscar los básicos. Esos grandes amigos. Y resulta triste abrir tu armario y ver que no dispones de ellos en cantidad suficiente. Y luego ver que tu novio, que tiene una quinta parte de tu ropa, va siempre tan bien vestido y arreglado, simplemente porque tiene unos pocos vaqueros y unas cuantas camisas o camisetas que conjuntan bien entre todas ellas, y que son variadas para distintas ocasiones. Debería haber invertido más dinero en esa ropa un poquito más cara pero que siempre nos sienta bien, en actualizar los jeans que me quedan de muerte cuando se me han gastado, en comprar LA camiseta negra, en vez de tantas otras camisetas negras extrañas que no me acaban de convencer.


via

d) Cada vez me fijo más en la calidad y en la forma en que están elaborados los productos (si son de fabricación ecológica, artesanales, hechos en España o en otros países donde los derechos de los trabajadores están garantizados, etc). Y en esto sé que tengo que seguir por este camino. Aunque aún no he encontrado ninguna tienda de decoración donde los objetos tengan un precio razonable y no sean "made in China", o alguna tienda de ropa que no fabrique en países tercermundistas y que me pueda permitir. He de decir, eso sí, que si buscas, encuentras; y he podido comprarme algún vestido de fiesta a un precio increíble made in Spain, al igual que parte del menaje para el hogar hecho en Europa y con buena relación calidad-precio.

La conclusión a todo esto es que, hasta ahora, he comprado con muy poca planificación. Me he dejado llevar por el impulso inmediato, por la ropa más fácilmente accesible, casi siempre en las mismas tiendas. Y cuando una es adolescente, eso es lo más normal y sano del mundo (comprarse diez camisetas de manga corta e intercambiarlas con las amigas, y desechar cinco para el año siguiente). Pero cuando una se va acercando a la treintena, la cosa cambia. El estilo ya se ha encontrado (y si no, hay que ponerse a ello), y la talla si nos cuidamos difícilmente va a variar (la altura o el número de pie ni por un milagro), por lo que las prendas no tienen una fecha de caducidad predecible. Podemos comprarnos un buen abrigo o unos zapatos preciosos y que nos duren los próximos diez años.


"No tengo nada que ponerme..."

En definitiva, se trata de "fabricarnos" un armario limitado, bonito, ordenado, cómodo y atemporal que nos acompañe durante nuestra nueva etapa, evitando el almacenamiento de cosas inútiles, el desorden, la culpa por comprar más de la cuenta o el tener veinte cosas pero realmente "nada que ponerse" para una entrevista de trabajo, una boda, un viaje de amigas o una comida formal con los suegros.

¿Cuáles han sido mis soluciones? Os las explicaré el próximo día, pero antes estoy deseosa de escuchar vuestros comentarios a este respecto: ¿alguna vez habéis hecho "operación armario"? ¿Tenéis un buen fondo de armario con básicos incondicionales? ¿Os ponéis límites a la hora de comprar? ¿Cantidad o calidad? ¿Os preocupa el consumo responsable? ¿Sentís que, en general, tenéis demasiadas cosas?

Muchos besos, a las solteras, las casadas ¡¡y a las futuras novias!!

7 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada, realmente leo todos tus posts, aunque no comente :( ,pero en este tema tenia algo que decir.

    Siempre me ha gustado la moda y en mi epoca de adolescencia y en plena avalancha consumista la verdad que me compraba demasiada ropa aunque luego no podia combinar nada con nada.

    Poco a poco he ido encontrado mi estilo pero cuando me di cuenta de cual queria que fuese mi estilo abri mi armario y lo encontre repleto de toda esa ropa de multiples estilos que habia ido acumulando (ropa que nunca llegue a estrenar en algunos casos).

    Ante esa situacion hace dos años decidi centrarme en "mis basicos" y aunque he de reconocer que el primer año todavia compre alguna prenda inutil lo cierto es que en el ultimo año solo he invertido en basicos.

    Ademas algo que me ha parecido muy interesante es lo que has comentado de fijarte mas en lo que estas comprando. Yo tambien lo hago, creo que importa mas la calidad que la cantidad y ademas al comprar cosas que realmente usas y que disfrutas poniendote, acabas ahorrando en 1000 prendas inutiles, y ese extra puedes invertirlo en calidad.

    En galicia, hay una tienda cuya ropa es integramente fabricada aqui y aunque es ropa mas bien clasica, la calidad es maravillosa y siempre que tengo que comprar alguna chaqueta basica de punto o alguna camisa aprovecho para hacerlo ahi.

    Y por cierto, mi novio esta mas feliz que nunca con el nuevo metodo, MENOS COMPRAS Y MEJORES.

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  2. Inevitable, me ha encantado que compartas tu experiencia! Comprendo al 100% esa sensación de abrir el armario y ver ropa de diferentes épocas, diferentes estilos, y preguntarte "¿pero esto qué es?". Sigue comprando en esa maravillosa tienda de Galicia (ojalá encontrara yo una así por aquí) y haciendo feliz a tu novio sin arrasar en las rebajas, jajaja. Un besito!

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  3. Es fundamental encontrar ropa que puedas combinar sin ningún problema, y que te valgan para distintas ocasiones. Pero sobre todo con lo que nos sintamos cómoda.

    Yo tengo que reorganizar y hacer limpieza, porque tengo prendas que no me pongo pero me da pena deshacerme de ellas, ainss, pero claro la tengo ocupando espacio que me vendría muy bien.

    ¿Qué tal todo mi niña?

    Besitos!!!

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  4. Me ha encantado esta entrada, y me siento identificada totalmente. Tengo que hacer una limpieza de armario q cada día me da más pereza afrontar. A ver si leyendo más estrategias tuyas cojo ideas
    besos

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  5. Chicas, esa limpieza de vuestros armario os va a cambiar la vida, animaos!! Yo he hecho una media limpieza forzosa con motivo de la mudanza y menudo respiro... Y a partir de ahora, a racionalizar mis compras. Mañana, el resto de mis reflexiones y mis pequeñas soluciones.

    Aivlis, todo bien. La verdad que la vida de casada por el momento es serena y feliz. :)

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  6. Dios!! "No tengo nada que ponerme!!" Cuantas veces he repetido esa frase, angustiada, en medio de un montón de ropa...

    Creo que es mejor la calidad, pero no puedo evitar tener tanta ropa, hacer esa limpieza de armario, me da miedo...

    Pero será inevitable, tal vez con ir de a poco y con tus buenos consejos, logre hacer un gran cambio.

    Buen fin de semana!!

    http://lluevediamantina.blogspot.com

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  7. jajajaj me ha encantado tu post!! que risa, ahora leo la segunda parte!!Cuanta verdad, te doy toda la razón. Yo he hecho bastantes limpiezas, también por mudanzas, o porque sentía que ya no cabía ni yo en la casa y tenía que hacerla, por mucho que nos concienciemos (que es obligatorio cuando se vive en pareja), yo no lo consigo del todo, cada cierto tiempo tengo que hacer limpieza..upsss....acabo de recordar que necesito una en breve!! que pereza!! jajajaaj

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¡Gracias por tu comentario!

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