Beauty session

Ummm... qué a gustito estoy... ;-)

Los domingos son días perezosos. Y creo que esta es una de sus mayores virtudes: nos consentimos a nosotros mismos períodos de relajación y "no hacer nada" que nos escandalizarían otro día cualquiera de la semana. Sí, quizás hagamos alguna que otra tarea doméstica que no nos ha dado tiempo a acabar durante la semana. Probablemente cojamos ese asunto pendiente para finalizarlo (por ejemplo, acabar ese album digital de fotos con el que llevamos siglos, colgar esos cuadros que llevan semanas apilados, coserle los botones a esa camisa que lleva días sin ellos). Pero en general, los domingos nos damos licencias extra. Nos levantamos tarde. Vagueamos por casa. Nos vamos de cañas. Vemos la peli de por la tarde. Comemos un dulce prohibitivo. Y... ¿por qué no? Aprovechando que hay que empezar con buena cara la semana nos damos una beauty session casera.

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Y es que en esto mismo estaba pensando yo ahora mismo. Mientras blogueaba un rato con una tremenda y deliciosa indolencia me decía ¿y si me preparon un bañito caliente, me baño relajadamente y luego me doy todas esas cremitas que nunca tengo tiempo de usar? Porque yo no soy una de esas supermujeres que cumplen un largo ritual de limpieza y cuidados día tras día, y mira que me gustaría. Quizás hoy, un día tranquilo y en el que me he olvidado de las obligaciones (que siempre están ahí, y que hay para todos los días), sea el momento de pensar en mí y en mi belleza, ¡sí! ;-D

Y mientras pienso en el baño o ducha que me voy a dar, y en la mascarilla del pelo que quiero dejar actuar más de tres minutos, me acordaba de lo preocupada de su belleza y consentida que se siente toda NOVIA. Que sí, que está claro que la belleza más radiante de una novia es su sonrisa, más que el carísimo tratamiento de caviar que haya seguido, las uñas de porcelana, o sus sesiones de peluquería. Eso, y casarse enamoradísima del hombre que la acompaña (o sea, el novio) Pero... ¿acaso esta sonrisa, y este amor, hacen desmerecer todos esos caprichillos estéticos pensados por y para las novias? Pues yo creo que nooooooooo.

Y mirad, la que habla es una de esas que se había hecho una limpieza facial UNA VEZ EN LA VIDA anteriormente. La pedicura, más o menos una vez cada año, porque tengo los pies fatal, y la manicura profesional (lo que no incluye esmaltarme yo misma las uñas con más prisa que gracia) ¡never! Es decir, que no soy una maníaca obsesionada con la belleza ni con los cosméticos (cuando voy a las tiendas de belleza me suelo dejar aconsejar porque no tengo ni idea, o directamente me dejo aconsejar por el precio que me quiero gastar o por mi inexperta intuición). Y aún así... los meses previos a la boda me volví loca y disfruté con algunos de estos tratamientos.



Sí, por favor, cuidadme, mimadme



En primer lugar, traté de cuidar mi PELO, porque es una de las partes más características de mí. Independientemente de las pruebas de peinado, que fueron dos (y que me lo pasé pipa), me di también un tratamiento hidratante (que quiero repetir dentro de poco, porque me dejó el pelo genial, y realmente no fue nada caro) y me lo corté un poquito. Pequeño capricho 1.

Lo segundo que tenía claro es que quería darme unos rayos UVA. Tengo la piel palidísima y desde luego el día de mi boda no estaba morena (tampoco lo quería) pero tampoco con ese aspecto tan demasiado blanco con el que no me veía favorecida con el vestido de novia. Caprichillo 2.

Como toda novia actual, manicura y pedicura una semana antes de la boda y la misma semana de la boda (los retoques de última hora, ¿sabéis?) Por mi parte, nada de uñas de gel o de porcelana, simplemente un esmalte de un tono nudé muy discreto. Esto es algo clave: si no te haces algo normalmente, no te vayas a su versión "excesiva" (ej: si nunca cambias de peinado, no te tiñas y te hagas la permanente; si nunca te has hecho las uñas, no te las pongas extralargas y vistosas). Caprichillo 3.

Y en la piel... pues aparte de hacerme durante los meses previos un par de limpiezas faciales, me di cuatro sesiones de radiofrecuencia (no es que el efecto de esta técnica sea espectacular, pero yo sí que noté la piel más firme y limpia, más luminosa) y un tratamiento facial de estos hidratante-iluminador. Puro vicio :-)

El toque final fue mi prueba de maquillaje y el maquillaje mismo del día de la boda, que me hicieron ver que aunque yo me maquillo con cierta gracia ¡"no es lo mismo" que verme maquillada por una profesional!

Supongo que cuando una advierte el subidón que le provoca ir a la pelu, hacerse la manicura, ponerse una mascarilla hidratante, o entretenerse más de la cuenta con su cuidado personal, decide que no sólo una novia tiene el derecho a sentirse tan cuidada y tan guapa sino ¡toda mujer!

Y es que es cierto que en día de bajón, ir a la peluquería de tu barrio (económica), y salir con el pelo tan arregladito (más en caso de pelo rebelde como el mío) supone un cambio tan radical que no puedes evitar sonreír al ir caminando por la calle.

Por mi parte, y ahora que no tengo bodas a la vista, creo que después de una semanita de trabajo me merezco sentir el placer de mimarme y sentirme guapa.

Y a las novias, les diría: dejad un poquito de pensar en los DIYs de la boda, de buscar peinados, de forear, de bloguear, de preguntaros si el color de la invitación combina con el vestido o de personalizar el libro de firmas. Dejadlo todo y pensad en vosotras: la novia. La protagonista indiscutible de toda boda convencional (y no convencional). ¿Os gusta estar guapas, verdad? Pues venga esa crema hidratante por todo el cuerpo,  y permítete el capricho de un tratamiento facial o corporal para el que nunca encuentras "el momento adecuado".

Casarse ya es una excusa suficientemente grande para permitirse que te traten, o tratarte tú misma, como una reina. Sea una beauty sessión casera o en un salón de belleza... ¿a qué estás esperando?