Esta tarde pensaba en cómo imaginaba yo cuando era muy jovencita mi boda ideal. Quizás a los 15 años una es un pelín más transgresora. A los veintiocho, tu parte racional te dice que es mejor volar apoyándote de vez en cuando en el suelo, para coger más impulso.
Así, y ahora que lo recuerdo, mi boda ideal no era en mi pueblo, ni siquiera en una ciudad cercana. Mi boda ideal transcurría en un entorno más remoto, en algún monasterio de un pueblo perdido, como estos:
Monasterio de Valvanera, la Rioja |
Otro monasterio |
Allí, la noche de antes, y bajo la luz de las velas (era una habitación con decoración muy barroca, lo recuerdo, en tonos granate y dorado), ambos escribíamos emocionados nuestros votos, pues no estaba dispuesta a dejarme llevar por un rígido ceremonial religioso o civil. Una vez escritos, nos lo decíamos el uno al otro con alegría y cierta excitación, ensayando para el día siguiente. Creo que en mi fantasía éramos "novios fugados", dispuestos a forjar nuestro destino al margen de todo. Porque no contaba con invitados conocidos: sólo él y yo, en un rincón perdido, lleno de misterio y magia.
El día de la boda yo no llevaba un vestido de novia blanco (esto es completamente verídico, aunque suene extraño), sino un vestido de color azul noche, muy elegante y glamoroso, de algún diseñador famoso, similar a estos:
Premios Marie Claire 2009 |
Y después de la boda, mi marido y yo hacíamos el viaje de nuestros sueños. Un viaje un poco loco, de aventura y paisajes remotos.
La verdad es que en aquel momento, con quince años, no pensaba ni en cena, ni en sesión de fotógrafo, ni en invitados. Pensaba sólo en ese momento de escape, en la ceremonia, el día de antes y el día de después, todos momentos cargados de cierto misterio, glamour y muchísima ternura.
Hoy estoy organizando una boda completamente distinta... Pero mucho más realista y sobre todo "inclusiva" en cuanto a los invitados. Y por supuesto, ajustada a nuestro presupuesto. Esto no significa que haya olvidado mis antiguas fantasías, es más, cada día que pasa las tengo más presentes. Pero he descubierto que estos pensamientos sobre "la boda ideal" quizás estaban equivocados en el tiempo: porque toda esta celebración íntima y lujosa la reservaré para unos meses, quizás años, después: para mi aniversario de boda.
Boda en el campo |
Boda a bordo |
Huir con tu marido el día "D" muy lejos, sin la tensión que supone organizar un evento tan multitudinario como una boda, atender continuamente las exigencias del fotógrafo que quiere retratar cada momento, estar amable y ocurrente con los invitados, o estar pendiente de cuando llega el momento de bailar el "vals"... ; eso, ¡eso sí que es una celebración de ensueño!
Ahora sé que mi fantasía de adolescente, esa en que estaba con mi hombre ideal (que aún no tenía rostro) en una habitación con paredes brocadas, junto a un monasterio, preparando un texto romántico y embutida en un precioso vestido de noche no se correspondía a mi boda. Era una celebración posterior, no era el inicio del matrimonio, sino el aniversario que a fin de cuentas demuestra que la boda dio su fruto y significó el inicio de una relación provechosa.
Así que no dejes de soñar, y si puedes convertir tu boda en la celebración mágica que siempre deseaste ¡estupendo! Pero si no es así... haz este día lo más mágico y original que puedas dentro de tus limitaciones, y espera con ilusión tu primer, segundo o quinto año de casados, donde podrás ser esa princesa o reina que siempre has tenido en mente. No tengas reparo en gastar en ese día una cantidad un poco mayor que en la de cualquier otro cumpleaños o aniversario, porque estarás cumpliendo un sueño y eso ¡no tiene precio!
sta super
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