Nostalgia

A algunas os parecerá raro, pero había hablado muy poco con mi madre del día de su boda. Sé cuando es su aniversario, y he visto su foto que está colgada en el salón-biblioteca; y mi hermana pequeña se ha probado su vestido decenas de veces (ella lo encontró, en el fondo del baúl donde mi madre guarda todas las cosas...)

Hoy ha salido el tema, estábamos con una de sus amigas y ha comentado: "nosotros pusimos la fecha de la boda dos meses antes". Hoy en día, eso sería una locura ¡con sólo dos meses de antelación! pero en aquella época, era lo corriente. Mi madre se compró un vestido bonito, es cierto, pero no dio vueltas. El maquillaje -que era muy poco- se lo hizo ella misma, y nada de pruebas de peinado. Esa mañana a la peluquería y lo que le hicieron. Los pendientes eran dos perlas "de esas barateras, como hoy día serían de los chinos" y, como no tenía otra joya, esa misma mañana su cuñada le prestó su crucifijo de oro.

Calculo que no tardaron días en confeccionar el menú, y en elegir detalles (¿habría algún "detalle original" como el que todas buscamos ahora?). Eso sí, la luna de miel fue muy especial, una completa ruta por Canarias, algo que en esa época era un viaje de lujo. Creo que fue posible porque tenían una muy buena amiga en la agencia de viajes (y por entonces, las agencias eran mucho más importantes que ahora, el único recurso para un viaje organizado).



via Lovely Morning

Sí, que queréis que os diga, he sentido un poco de nostalgia de tiempos pasados, cuando las cosas eran tan sencillas... y tan naturales. Hoy en día, organizar una boda supone gastar miles de euros, y tener en cuenta listas de cosas larguísimas. Y te presupones que será "el día más feliz de tu vida" y "el día que tienes que estar más guapa" y un sinfín de cosas más. Y todo, las invitaciones, los detalles, los meseros, los pendientes, tienen que ser lo más in, lo más adecuado. Que no digo que no me guste esta sensación de lujo y de "princeseo" que llevan asociadas las bodas, y creo que es importante que una boda sea personal y diferente, pero a veces me pregunto: ¿habremos perdido el norte?

Otra cosa que me transmiten estas bodas de finales de los setenta, y que me encanta, es esa espontaneidad a la hora de preparar el enlace, la falta de anticipación. Hoy día una pareja puede llevar más de diez años juntos, e incluso algunos viviendo, y no estar decididos a casarse. En aquellos tiempos se hacían pequeñas locuras: parejas jóvenes que llevaban novios unos pocos años y de repente, un día, cansados de dormir cada uno en casa de sus padres, daban el salto y ponían la fecha de boda a dos meses vista. Y a partir de ahí, todo correr... Pero puedo sentir y rememorar ese entusiasmo juvenil de los novios (en muchos casos, con menos de veinticinco años, y más cerca de los veinte); mientras avisaban de su compromiso a sus amigos, buscaban el piso de alquiler para vivir, cogían fecha y hora en la iglesia y el restaurante y preparaban sus trajes de novios. Sin cansarse, sin perder ni un ápice el entusiasmo, se lanzaban a vivir la vida con esa dosis de locura que hace que exista la emoción, la sorpresa, la intensidad. Que hace que la vida merezca la pena, al menos para mí.



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No sé a vosotras, pero a mí me encanta ver fotos de parejas de hace algunos años. Se nota que son algo más jóvenes que las parejas en la actualidad, y que no van vestidos, peinados y maquillados con tanto detalle (no van perfectos, ni con looks tan depurados) pero... ¿no observáis sonrisas deslumbrantes? No sólo en los novios, también en los invitados. Parece que todos participan de esa gran fiesta que supone una boda sin que se lo hayan tomado en serio. ¿Y las fotos? ¿Creéis que mis padres, o los vuestros, dudaron y visitaron varios fotógrafos, que se preguntaron por qué estilo seguía cada uno, y que se propusieron cosas como el preboda y el postboda? Claro que antes había menos fotógrafos, pero muy buenos profesionales... Quizás por ello, aunque sólo podamos conseguir pocas instantáneas de una boda, son todas excelentes.



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Incluso con los excesos de los 70, estas fotos tienen algo especial. via

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Ayy... creo que he alimentado este relato con demasiada fantasía; seguro que no era tan ideal la preparación de las bodas para los novios, ni todos ellos vivían la vida con la intensidad y el romanticismo que he supuesto. Pero hoy me apetecía contar esto...

Me gustaría que, las que seguís habitualmente el blog, y también quien haya llegado aquí por casualidad, compartiera la experiencia de una de esas bodas de los 70-80, de su familiar o alguna conocida; ¿cuánto tiempo para la preparación? ¿qué edad tenían los novios? ¿Se tomaban las bodas tan en serio como hoy día o se dejaba más a la improvisación? ¿Había un entusiasmo distinto, una forma de vivir las cosas menos encorsetada...? Creo que podemos aprender mucho de estas experiencias del pasado, o al menos pasar un buen rato recreándolas, ¿no creéis?