sábado, 29 de diciembre de 2012

Novias estiradas


A veces me quedo un poco atónita con lo que encuentro en los blogs de bodas y estilo, quizás porque hace tiempo que he aprendido a ver con otros ojos. Podría decir que he aprendido a ver con una mirada más crítica e incontaminada. Ante la foto de una novia cualquiera, y antes de leer el pie de página y ver qué diseñador famosísimo ha hecho el vestido, o el peinado, o el ramo, o lo que sea, me detengo un momento en la imagen y trato de ver qué opino yo de la situación. Y en vez de perderme en los pliegues y los adornos del vestido (que a veces me gustan y a veces no, digan lo que digan los "entendidos del estilo") me concentro en la cara de la novia y la expresión de su cuerpo.

Y entonces a veces me quedo atónita no de lo que veo, sino de lo que leo junto al pie de las fotos o en los comentarios.

Porque donde yo veo a una novia estirada, rígida tal vez, la bloguera y los comentarios se deshacen en elogios sobre las mangas del vestido, la belleza de la novia, o la habilidad del fotógrafo de turno en captar esa imagen. Pero a mí los aspectos técnicos y estéticos dejan de importarme en una novia real (por supuesto, editoriales, desfiles y catálogos de moda quedan excluidos) cuando la veo sin ilusión en los ojos, con un gesto altivo o incluso un poco despectivo. Donde otras ven a una mujer bien conservada en la treintena, yo veo a una novia insegura ante el espejo, que quiere estar perfecta y que no parará hasta conseguirlo, aunque le cueste el sueldo de tres meses o la salud.

Recuerdo muy bien uno de los últimos reportajes de boda que vi hace poco. En mi opinión, la novia tenía cara de lechuga y un cuerpo demasiado delgado para que sea sano. Y cuando me paré a mirar los textos y los comentarios de las personas, sólo encontré palabras para lo estiloso del vestido, lo fabulosa que es tal o cual diseñadora, el buen gusto de la novia, su peinado perfecto, su tipazo, su elegancia natural e innata, lo maravillosa que es ella y su boda... Desde luego que no esperaba encontrar un comentario negativo por pura educación, pero me hice las siguientes preguntas: ¿no es, en cierto modo, mentir, el mostrar y recrearnos en lo fabulosa que es una novia/boda así, cuando en realidad no lo es...?

Desde que he aprendido a ver con otros ojos, este espectáculo me parece tan loco como fascinante, ¿¡dios mío, es que no os dais cuenta!? me dan ganas de comentar a mí seguidamente. ¿¡No os dais cuenta que nada de lo que hay aquí es envidiable!? (bueno, los objetos sí, tal vez). ¿¡No os dais cuenta que esta es una novia estirada, que no hay nada que seguir en ella!? ¿¡Que el mejor adorno para una novia no es un tocado carísimo, sino la dulzura!?

Porque evidentemente las apariencias pueden engañar: podemos ver una boda de ensueño y dos personas que están destrozadas por dentro por cualquier causa. Pero es que hay casos en que las caras y los gestos NO engañan, los que engañan son los textos que parecen obviar todo atisbo de sentimiento y dulzura y nos venden como "ideal" algo fatuo y vacío.

¿Cómo puede ser "ideal" ser una novia estirada? De ésas con el cuerpo rígido de aguantar las emociones y no expresarlas, con un guiño de ligero desprecio e insatisfacción permanente, que aspiran a una vida lo más convencional posible para que todo su entorno las admire e idolatre, y que no dudará en presumir de su felicidad ante todos sus allegados aunque en su interior no exista ni una pizquita de luz.


No estoy hablando aquí de esos matrimonios que pueden salir mal, como ya expresé en el post "De qué sirve una boda de ensueño si...". Porque una novia puede ser maja, y casarse ilusionadísima y a los dos meses caer de su nube de amor al vacío. Estoy hablando aquí de los propios novios, de las personas individuales, de esos novios sssssuper elegantes y sssssuper estilosos que son alabados por los cuatro puntos cardinales del país y cuyas caras reflejan que, efectivamente, es mejor centrarnos en sus vestidos y sus arreglos y olvidarnos de ellos. Porque esas caras, y esa postura corporal no mienten.

No hay un atuendo lo suficientemente especial que haga transpirar dulzura y serenidad a una mujer que no lo es. Los pendientes más puros no embellecen el corazón de una persona. Y las capas y recubrimiento de buen gusto no hacen a una persona mejorar su calidad humana ni un poquito. No disimulan el hastío. No.

Yo lo veo. Me equivocaré muchas veces, pero en otras acierto al completo. Veo cómo son las posturas y los gestos de las mujeres estiradas, ésas para las que la vida es una carrera de acumular objetos sin sentido, los problemas de los demás son incordios y cuyas únicas personas dignas de confianza siguen su mismo código externo. Esas mujeres y esos hombres se jactan de tener mucho estilo, y en el futuro tendrán hijos a los que adoctrinarán desde pequeños para que sigan sus pasos, y a los que comprarán todos los objetos en tendencia, creyendo que así están haciendo lo mejor de lo mejor por sus retoños.

Desde luego, creo que las novias estiradas, por muchos halagos que reciban y mucho que se las admire desde la distancia, tienen su propia cruz interior, y por ello no hago este post para criticarlas a ellas, porque como ya he dicho, llevan su propio "castigo" en sus actitudes. Para mí, de hecho, sería un enorme castigo cargar con la rigidez, la inexpresividad, la estrechez de miras y el deje de amargura que va unido a estas personas. Pero sí que este post supone cierta crítica para esos medios que ensalzan a estas novias, que nos dificultan la visión de lo que es obvio, y que parece que quieren cegar a las mujeres de verdad y ponerles de "ideal" lo que no lo es bajo ningún concepto.

Antes de zambullirte en ciertos textos sobre moda y estilo, mira las fotos. Míralas, míralas bien. Observa la cara, los gestos, el brillo de la mirada, las manos, la postura de los hombros, de las piernas, de la espalda. Observa sin hacer ningún juicio previo. Y advierte lo que ves. Si hay algún punto que te produce espanto, entonces no sigas leyendo, ni alimentes esa cascada de comentarios bienintencionados y alabanzas, pues no le estás haciendo ningún favor a otras novias como tú.


Busquemos la dulzura en las novias... o la alegría, la espontaneidad, el amor, la irreverencia, la pasión, la fuerza, la ternura, la flexibilidad, la jocosidad, el candor... lo que sea menos la rigidez y el desdén, por favor.

Di NO a las novias estiradas. Di SÍ a las novias reales. :-)

Imágenes via MnBride

1 comentario:

  1. Hola!!me encanta este post que has escrito y creo que tienes razón que la industria de las bodas ha hecho lo mismo que de la moda quitarle todo lo real y desnaturalizarlo hasta un punto en algunos casos enfermizos!Por eso mismo digo,soy una novia real y lo digo con orgullo.Llevo prometida apenas un mes y estoy flotando aún es cómo si no fuera real!!Había soñado tantas veces en cómo sería y no se parece en nada!!pero es real y pretendo que lo siga siendo!!Un saludo

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