domingo, 25 de agosto de 2013

Temporada de bodas

Septiembre es la nueva temporada de bodas.

Es un mes aún cálido, y luminoso, pero no tanto como sus predecesores julio y agosto, en los que aguantar con el maquillaje sin derretir y el peinado sin deshacer por el sudor es todo un reto...

Para mí este año, septiembre es mi temporada de bodas particular, nada más y nada menos que asisto a cuatro bodas diferentes, y a diferencia del año pasado, las cuatro bodas muy muy cercanas: buenas amigas y familiares muy directos.

En estos días, estoy ciertamente con los preparativos de la boda, aunque no sea la mía: ultimando las últimas compras (puesto que tengo ya varios atuendos de boda, sólo he necesitado un par de zapatos y un nuevo vestido que ha sido toda una ganga), pidiendo cita en las peluquerías, organizando (y disfrutando) despedidas de soltera, poniéndome deacuerdo con mi marido para nuestros trajes (me encanta que su corbata vaya a juego con mi vestido) y sobre todo, compartiendo con las novias sus preparativos y desvelos sobre el gran día.

Ayer acompañé a una de las novias a la última prueba de su vestido. A otra de las novias le dejé algunos de los complementos de la mía (cojín de arras, cancán, diadema para el pelo). Y con otra de las novias tuvimos mis amigas y yo una conversación muy agradable y divertida sobre "lo que esperaba que cambiase tras el matrimonio" (llevávamos unos mojitos de más, con lo que os podéis imaginar que la conversación fue profunda y llena de desvaríos a la vez, mi combinación perfecta). Eso por no hablar de las pruebas que he hecho en mi casa, con amigas o marido como testigo, de los diferentes vestidos y complementos que llevaré para las distintas bodas.

Photo by iStock

¿Por qué os cuento todo esto? Pues porque creo que, una vez que nos hemos casado, es posible disfrutar, y mucho, de las bodas de los demás. Cada boda es una oportunidad para revivir sentimientos, para pasarlo bien, para demostrar a los novios y novias cuánto nos importan, para regalar tiempo, objetos y consejos, y para pasar ratos entrañables y divertidos.


Vale, no os diré que concretamente ayer, cuando veía un vestido preciosísimo en una de las tiendas de novia, no sentí una punzada en el estómago y pensé: ojalá pudiera casarme otra vez, y llevar este vestido. O cuando menos, si fuera una novia, podría al menos probármelo... El vestido en cuestión era este, de la colección 2013 de Franc Sarabia, y la verdad es que me dejaron maravillada esas mangas con pedrería y esa finísima cola de plumeti (aunque en la imagen no se ve muy bien).

Modelo "ilustre"

Pues eso, que a veces, estando con esas novias, que te cuentan los viajes de luna de miel que están planeando, que van a pruebas de vestidos, maquillajes y peinado en las que las tratan como princesas (y si no es así, los profesionales no lo están haciendo bien), que miran zapatos, flores y adornos para el pelo por Internet, que asisten a fiestas en la que son protagonistas y que esperan con los ojitos brillantes de emoción su gran día, una siente que le gustaría estar en ese papel de nuevo... Y es natural.

Pero por otro lado, y si no censuramos nuestros sentimientos, una descubre que ese destello de nostalgia o envidia no dura mucho, que pasa pronto, y que después nacen otros sentimientos preciosos que duran más en el tiempo: el cariño, la ilusión compartida y ¡las ganas de hablar de boda (aunque no sea la de una) durante horas!

Altmix Photography - Romantic Wedding - 7
via

Este mes de septiembre es para mí temporada de bodas. Y aunque no sea yo la novia, estoy disfrutando de pensar looks preciosos para cada una de ellas (¿o qué? ¿una invitada no puede ir guapa y sentirse como una pequeña reina?), de compartir confidencias con personas cercanas, y de asistir a fiestas y reuniones variadas. Y cuando lleguen "los días grandes" estaré encantada de arreglarme a conciencia, comer y beber cosas deliciosas y ver las reacciones de novias emocionadas, nerviosas o tranquilas. Novias como yo fui hace algo más de un año...

¿Sentiré algún leve pinchazito de nostalgia en mi corazón, tras asistir a estas bodas ajenas? Seguro que sí, en algún momento. Pero realmente eso no será un problema, por varias razones. La primera, porque mi boda ya no está tan reciente, y todos los sentimientos ambivalentes y dolorosos que se derivaron de ella están más asentados. La segunda, porque sé que estas nostalgias vienen pero se van con rapidez, como me ha ocurrido estos días, y tras ellas renacen sentimientos hermosos como la ilusión, el cariño el entusiasmo compartidos. Y la tercera... porque a cada una de estas bodas, iré acompañada por la mejor persona que puedo imaginar: mi maridito. Ir a una boda acompañada del marido es algo que hace dos años no podía realizar, y ahora es una realidad. Y es muy bonito. Y es muy especial.

Así que esta temporada de bodas la estoy disfrutando y de lo lindo, y espero que el mes de septiembre se repitan imágenes como esta:


via


Novias y casadas del mundo ¿cómo vivís vosotras las bodas? ¿Qué sentimientos se os despiertan al ver a alguna de vuestras amigas, hermanas, cuñadas, vecinas, primas, tías, o conocidas vestidas de blanco? ¿Tenéis emociones ambivalentes tras haberos casado?

Espero vuestras respuestas y... ¡feliz temporada de bodas!

3 comentarios:

  1. Menudo Septiembre más ajetreado que te espera. Es bonito sentir tantas emociones en las bodas, hay que vivir las bodas con alegria. Bss

    D.

    ResponderEliminar
  2. Precioso el vestido de la foto, me ha encantado! muy bonito.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  3. Me casé el año pasado con el modelo ilustre de Franc Sarabia! sólo que le cambié el escote y lo hice corazón. Me ha hecho ilusión verlo aquí! La verdad es que es precioso.
    Un beso!

    ResponderEliminar

¡Gracias por tu comentario!

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...