Independientemente de que sea un año de tránsito internacional o no (o el fin del mundo tal y como lo conocemos, como proclaman las profecías más agoreras), está claro que un nuevo año puede suponer un nuevo comienzo, un punto de partida sobre el que planear proyectos, planes, deseos y propósitos.
Para las novias del 2012, la llegada del año supone estar en "nuestro año" de boda. Ya se acabó la frase de "nos casamos el año que viene", que estará siendo sustituida por "me caso este año en... febrero, marzo, abril, julio, octubre...". Así que lógicamente para nosotras, gran parte de nuestros deseos y expectativas para el nuevo año girarán en torno al tema de la boda y el matrimonio.
(Novias 2012, este año sí que tenemos que perder los kilitos de las fiestas en el gimnasio, hacernos un tratamiento facil y renovar nuestro look: tenemos que estar muy guapas para nuestro gran día :) )
Pero por encima de estos propósitos de siempre (comer más sano, perder unos kilos, leer más, aprender inglés, dejar de fumar...), cuya lista ya he empezado a elaborar en mi nueva agenda 2012 (y que creo que no son interesantes para nadie salvo para mí misma), hay uno que lleva días martilleando en mi cabeza, y es el que quiero compartir con todos los lectores.
Hay una cuestión que, cuando uno es adulto, no puede dejar para más adelante, a riesgo de sacrificar su integridad física, moral e incluso su felicidad. Hablo de una tarea que solemos postergar o en el peor de los casos, ni nos planteamos; algo que nos parece poco tangible para tomárnoslo en serio y que no se vende ni se publicita por la televisión.
Hablo de... reconocer nuestros talentos. Y a partir de ahí, estimularlos, hacerlos crecer y construir nuestra vida (especialmente la laboral) en base a los mismos.
via |
No soy experta en desarrollo personal, y confieso que me abruma un poco escribir esta entrada. No voy a comentar cómo es posible descubrir nuestros talentos o hasta qué punto hay que cambiar nuestra vida. Lo único que puedo aportar son mis impresiones.
Y mis impresiones son que durante estas vacaciones de Navidad he visto una serie de vídeos (en youtube) de desarrollo personal que me han hecho plantearme de nuevo esta cuestión (desde luego, no es la primera vez que veo uno de estos vídeos, ni que leo un libro de éxito empresarial o de psicología). Que siempre me ha intrigado eso de "que todos tenemos un talento especial para algunas cosas, sólo tenemos que descubrir cuáles son", porque es cierto que algunos tienen una magia especial para pintar, otros para cocinar, otros para hacer trabajos manuales y otros para maquillar, por ejemplo.
Todos tenemos una actividad que nos gusta más que otras, y que nos cansa menos que las demás. Todos tenemos pasiones. E intuimos que el éxito de algunas personas no viene dado por la suerte, el panorama económico o el apoyo familiar, sino por su instinto y el corazón que ponen en su trabajo. A todos, casi sin excepción, nos gustan las vacaciones y el tiempo de ocio; pero en cuanto al trabajo hay un amplio abanico de actitudes: desde gente hastiada con su trabajo hasta gente que parece disfrutar del mismo.
¿Y qué es lo que provoca que algo (nuestro trabajo, o nuestra obligaciones familiares) no nos canse, que nos haga más plenos, más exitosos y que constituya una fuente de disfrute? Principalmente, que nos guste. Y que se nos dé bien. Que sea nuestro talento y lo estemos aprovechando.
Creo que no hay tarea más importante para este 2012: descubrir nuestro talento y una vez lo tengamos claro, decidirnos a darle un lugar importante en nuestra rutina diaria. Para algunos puede ser el comienzo de una simple afición, pero para otros suponer incluso cambiar de trabajo, o cambiar por completo de vida.
No podemos desperdiciarnos... desperdiciar nuestros días de vida que no son eternos, que van contados. Ni tampoco debemos privar de nuestros talentos al mundo...
Así que, en estos días de principios de año, en que tenemos esa fiebre sana por cambiar nosotros (y casi por cambiar el mundo, jeje), propongo que nos dediquemos, con seriedad, a la tarea de descubrir qué nos hace felices y para qué estamos hechos.
Creo que es una cuestión que no puede esperar, al igual que una boda planificada para un día tampoco va a esperar. ¿Os animáis a recorrer este camino, o ya lo habéis hecho?
Es un propósito muy bonito aunque un poco dificil, ya que muchas veces lo que hacemos no está relacionado con lo que nos gusta o nos hace felices y es muy dificil cambiarlo. Hay que encontrar tu talento y colocarlo en tu vida ya sea de una forma más importante o en segundo plano, pero siempre tenerlo presente y disfrutarlo.
ResponderEliminarFeliz 2012