Hoy estoy preparando las lecturas para mi boda. Al contrario de lo que la gente se cree, las bodas por la iglesia permiten muchísima variedad: por un lado, en la elección de las lecturas (si te empeñas, tienes todos los textos de la Biblia para elegir, aunque hay recomendaciones), también en el rito del matrimonio, y por supuesto, se admite un discurso personalizado de los acompañantes de los novios al principio o al final de la ceremonia. Los novios, igualmente, pueden leer un texto de su propia cosecha al final del ritual del matrimonio, como acción de gracias, o al finalizar la ceremonia.
Tanto en las bodas civiles como en las católicas, en que la gente suele leer palabras de agradecimiento, siento que hay una línea muy muy sutil entre el romanticismo y la ñoñería... Sé que, dicho así, queda un poco crudo, pero generalmente es más fácil caer en la cursilería que en lo contrario.
Efectivamente, una boda es un acto de amor, los sentimientos están muy a flor de piel, y la ocasión pide un poco de emoción. Si es una boda muy íntima, sólo familiares muy allegados y los amigos íntimos, evidentemente las lecturas podrán ser más personalizadas y conllevar un mayor grado de sentimentalismo. Si es una boda convencional, en la que caben desde los amigos más íntimos hasta los compañeros de trabajo de tu cónyuge, pasando por algunos amigos de los padres, yo diría que las lecturas han de ser un poco más comedidas (no todo el mundo tiene que saber que conociste a tu novio cuando estabas de viaje fin de curso, por ejemplo; o que pasásteis dos meses de dificultades hasta que se consolidó vuestro amor).
En general, me considero una persona romántica y sensible. Pero la ñoñería me deja un poco fría, lo reconozco. No me gustan las declaraciones de amor demasiado suavizadas, ni las palabras dulzonas, ni que la gente me abra su corazón demasiado rápido. Prefiero una pequeña caja de bombones a cinco ramos de rosas, una pulserita a un peluche gigante (odio los peluches... así que ya podéis imaginar que no tengo la ternura típica) y si mi novio se hubiese puesto de rodillas el día en que me pidió en matrimonio, me habría dado algo (eso sí, hubo anillo, como yo quería).
No me gustan esas palabras de amor que parecen salidas del manual romántico al uso "te quiero desde el primer momento en que te vi... te quiero más que a mi vida... si hay otras vidas, te buscaré en todas ellas... mi felicidad es que tú seas feliz... Me haces el hombre/la mujer más feliz del mundo...". Y bueno, aún menos me gustan esas típicas frases que suelen aparecer en alguna invitación de boda tipo "nuestros corazones esperaban unirse y ahora somos uno" o "nuestros caminos se han cruzado como dispuso el destino cuando nacimos". No, todo eso no me dice nada, sólo me provoca un ligero rubor de vergüenza. (Y por cierto, lo de decir, en una ceremonia civil: "gordi, espero que estemos juntos toda la vida" o "pues mi churri, qué te puedo decir, que te quiero un montón" o frases cariñosas similares, sin comentarios).
Y en cuanto al tipo de frases y declaraciones que van conmigo y veo apropiadas para una ceremonia, estaría algo así como "Desde que estoy contigo, mi vida tiene más luz" o "Prometo cuidarte con cariño mientras sigamos juntos" o "me gustaría envejecer a tu lado, y seguir conservando la ilusión de los primeros días". Frases comedidas, realistas y profundas.
Por eso me gustan los votos eclesiásticos, porque son profundos y solemnes. Para mí, las dos características básicas que presenta una ceremonia en la que dos personas juran unir sus vidas delante de una serie de testigos. Decir "prometo amarte fielmente durante toda mi vida" o "me entrego a ti" no es cursi, ni ñoño, ni familiar. Es una alianza perfectamente formulada, con corrección, con contundencia, y la parte más emotiva se la dará el timbre de voz tierno y levemente tembloroso de los novios al pronunciarla.
La verdad es que solemos prestar poca importancia a los textos en las bodas. Y aparecen en varios sitios: en las invitaciones, durante la ceremonia, e incluso en tarjetas de agradecimiento o en otros accesorios de la boda (por ejemplo, una dedicatoria al principio del libro de firmas).
Por mi parte, he visto más textos que no me han gustado que los que me han gustado (vale, igual soy muy exigente). Me parece que en la mayoría de ellos se peca de familiaridad, de falta de intimidad (por todos es sabido esos discursos en los que se cuentan cosas entre los novios que no todo el mundo tiene por qué saber) y de recursos literarios excesivos (no hacen falta tantas metáforas, epítetos, hipérboles y enrevesamientos para decir a alguien que nos comprometemos a amarlo).
Al igual que con tantas otras cosas, la sencillez es la madre de la elegancia.
Por ejemplo, en el caso de una tarjeta de agradecimiento, resulta más bonito (en mi opinión) decir algo así como: "gracias por haber dedicado tu tiempo a compartir este día tan importante para nosotros" que algo como: "te agradecemos tu presencia en este día tan importante en nuestras vidas, en que nuestros corazones se han unido" (sí, los corazones unidos otra vez al ataque...).
Solemos pensar que por utilizar metáforas, hipérboles y una gramática literalizada, nuestras palabras tendrán mayor éxito y no. A mí todas estas frases hiper-románticas me transmiten artificio y (I'm sorry) cierta chabacanería.
Así que... recomiendo a todas las novias que revisen sus textos. Que si no tienen habilidad especial para escribir, pidan ayuda a otras personas, pero que de todos modos, y en una boda convencional, es mejor pecar de ser demasiado formal que de demasiado sentimentaloide.
Y no olvidar que las palabras que se dicen no van exclusivamente para las personas que van dedicadas, sino para toda la asamblea asistente en la boda. (A los novios: guarda las palabras más íntimas y familiares para cuando estés con la otra persona en la intimidad, por ejemplo esa misma noche o bien escríbele una carta muy tierna para que la lea el mismo día de la boda antes de ir a la iglesia. A los amigos y familiares que escriben un discurso: no añadas demasiado sentimentalismo al discurso, omite las anéctodas y las vivencias muy comprometedoras; si quieres algo muy personal, díselo a los novios en privado o mediante una carta. El momento de la ceremonia es alegre, elegante y solemne, no lo endulces demasiado.)
Y vosotr@s, ¿qué pensáis sobre este tema? ¿Estáis de acuerdo o será que yo soy demasiado sosa? :-)
P.D. No me puedo reprimir escribir un texto que contiene ciertos tópicos sobre el amor y la unidad. Sólo como advertencia de lo que, en mi opinión, conviene alejarse. Pero como en tantos post he sugerido, cada novia es un mundo, y si te gustan todas estas cosas, y los discursos muy muy personales ¡adelante y disfruta de ellos!
"Estábamos destinados a encontrarnos... Desde el primer momento en que se cruzaron nuestras miradas, supimos que estábamos hechos el uno para el otro. Nuestros corazones se echaban de menos aun sin conocerse... y hoy estamos aquí, comprometiéndonos amor eterno, ante la presencia de nuestros invitados. Te prometo, amor mío, que cuando caigas, te levantaré, cuando llores te confortaré, cuando rías compartiré contigo tu gozo.
Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo desde este momento hasta la eternidad"
(Too much for me...). Un texto laico que me encanta para el matrimonio es el de Khalil Gibran, hablé de él aquí. En mi boda, me gustaría que una de mis amigas lo leyese al finalizar la misa, ya os contaré...
Créditos de las imágenes: todas son del blog pinzellades al món
Totalmente de acuerdo contigo! La ñoñería abunda y por lo general no consigue su objetivo, sino que crea un sentimiento de vergüenza ajena. Pero bueno, cada uno tiene sus gustos... Somos de la opinión de que los textos hay que cuidarlos al máximo, manteniendo la elegancia y teniendo en cuenta el target en todo momento, y por supuesto siempre tener presente que "menos es más" y que las palabras deben ir en conjunción con sus imágenes...*
ResponderEliminarjajajajaja no me he podido reír más con tu post!
ResponderEliminarLa verdad es que lo reconozco, soy un poco ñoña, sensiblera, todo lo contrario a mi chico, es exactamente igual que tú, auqnue creo que omitiría cualquier tipo de palabra,s creo que solo se limitaría a leer las lecturas que le toca y porque es obligado, para él solo el hecho de tener que estar frente a 200 personas le trae por el camino de la amargura...jajajja
Un besooo
¡No puedo estar más de acuerdo contigo! Nada de sosa, me pasa exactamente igual que a ti, esos textos ñoños y cursis me provocan una verguenza ajena que no puedo remediar.
ResponderEliminarComo tú dices, una ceremonia debe de ser alegre, elegante y solemne.
Me ha encantado tu entrada.
Un besazooo
Chicas, me encanta vuestra frase de "esos textos provocan vergüenza ajena". Justo lo que a mí me ha pasado a veces cuando alguien leía algo fuera de lugar, he pensado "glup, pero esto qué es..."
ResponderEliminarChicaB, entre todas te ayudaremos a que en tu boda no haya ningún texto demasiado ñoño; tú pásamelo a mí antes que le aplique el filtro XD Y por cierto, mi novio es igual que el tuyo, de pensar que tendrá que estar delante de 200 personas, se pone malo.
Ja, ja, ja!!! Concido contigo: ¡odio los peluches! No me gustan nada, nunca me han gustado. Cuando cumplí los 19 recuerdo que entre varios amigos me regalaron un peluche de más de un metro!!! Son un nido de polvo y no les encuentro utilidad alguna, a menos que tengas de 9 meses a 10 años.
ResponderEliminarY ahora, las lecturas... opino -casi- igual que tú, pero creo que si a unos novios les va la "noñeria", olé por ellos. Creo que la ceremonia es el momento para la pareja, y que la celebración de la boda es más para los invitados (creo que entiendes a lo que me refiero), así que, aunque uno piense que no puede haber nada más empalagoso en el mundo que lo que acaba de escuchar, si a los novios les hace saltar el corazón por los aires, o si sienten que esas palabras les identifican, me parece bien, aunque no sea lo que yo haría :-)
Viva la cursi-diversidad!! :-DD No habrá día mejor para noñerías ;-D
Un besazo,
M.
Bueno M., tienes razón, no hay día mejor en la vida de una pareja a la que le guste lo cursi que el día de su boda para dar rienda suelta a sus deseos!!! jajaja.
ResponderEliminarPero tú me entiendes... ¿no? Besos
Descubrí tu blog hace unos días y, aunque ya me iba sientiendo muy identificada contigo, este post ha sido demasiado!!!
ResponderEliminarOpino exactamente igual que tú. Soy sensible, MUY sensible. Pero en esto de las bodas hay mucha palabrería que me parece artificial y vacía.
Las palabras justas y bien escritas, los mensajes directos y sencillos, me resultan mucho más emotivos (y, desde luego, sinceros)que los símiles, metáforas e hipérboles (que, por cierto, en la mayoría de los casos ni siquiera tienen sentido).
Me has enganchado a tu blog!! Un abrazo!
Tatiana.