lunes, 9 de enero de 2012

Mirando hacia atrás...

Esta semana he estado revisando los primeros post que escribí, allá por finales de agosto del año pasado (que por cierto, los últimos días de agosto suelen sucederme cosas interesantes: fue cuando conocí a mi novio, cuando cambié a mi segundo trabajo, cuando he tenido las mejores inspiraciones y así, también, cuando comencé el blog).



Verdaderamente, he recordado algunas de mis palabras y de mis propias enseñanzas que tenía olvidadas, como este post (Me caso, pero esto... ¿qué significa?) y este otro (¿Es posible mi boda ideal? o razones para esperar a tu aniversario). Realmente a veces es bueno echar la vista atrás. No producir nada nuevo, sino releer y retocar lo existente. Aunque en el mundo blogger, que se sirve de actualizaciones diarias, y cuanto más se produzca, mejor, esto carezca de sentido. ¿Para qué actualizar o mejorar un post antiguo si se pueden publicar dos más nuevos? Personalmente, soy una de esas personas que digo que "se escriben demasiados libros" y "se publican demasiados artículos científicos" (prefiero menos, y mejores, de ambas cosas) , así que no puedo dejar mi filosofía a un lado cuando se trata de mi blog.

Pero volviendo a lo que he reaprendido... Ahora que estoy en la vorágine de los últimos meses, ¡muy emocionante y absorbente, por cierto! a veces tengo que decirme: párate y piensa ¿qué es lo importante? ¿Qué es lo que NO puede salir mal bajo ningún concepto? Y... ¿es que hay motivos para que algo salga realmente mal?



Desde luego, lo que NO puede salir mal es el matrimonio.

Y en segundo lugar, aunque la boda no sea perfecta (que yo siento que sí va a serlo, aunque en todos los blogs de novias que se dan consejos uno de ellos es "no todo saldrá perfecto" y yo me digo ¿y por qué no?), desde luego difícilmente puede ser un desastre.

Hemos preparado la ceremonia y las canciones. Puede haber algún fallo, pero ¿salir mal...?

Hemos elegido con mimo nuestros trajes y nos pondremos guapos ese día. Vale, puede salir algún granillo inesperado pero ¿iremos feísimos, justamente? En mi caso ¿tan mal acierto tendrán la peluquera, y la maquilladora, y el vestido no me quedará como creo que me quede?


Confiamos en el restaurante, el maitre y el cocinero, ¿habría algún motivo para pensar que ese día la comida va a estar malísima?

Confiamos en el fotógrafo y en el vídeo de bodas. Puede que, en un escenario pesimista, los profesionales no tengan su día más inspirado y las fotos no sean lo que esperamos pero en el peor de los casos ¿serán horribles?




Y hemos elegido detalles para regalar artesanales y con cierto cuidado. Entiendo que no encanten a todo el mundo pero ¿hasta el punto de renegar de ellos y criticarlos, todo el mundo?

En resumen, que si el mejor escenario posible es improbable, según dicen, desde luego el peor escenario posible también. ¿O se van a alinear los astros en nuestra contra para que todo salga fatal?



Llevándolo todo bien planificado, delegando y eligiendo con buen gusto, no hay motivos para pensar que la boda puede truncarse hasta tal punto. Por supuesto, siempre pueden pasar cosas indeseadas que no estén en nuestras manos (peleas, accidentes, cosas que incluso no quiero mencionar...), pero no vale la pena pensar en ello, pues es incontrolable.

Así que... creo que es hora de parar un poco, relajarse, mimar a nuestra pareja y disfrutar de todos los preparativos que ya están hechos y decicidos (deberíais ver mis invitaciones, ¡me han quedado preciosas!) y... pensar que no tiene por qué salir mal.

El universo no va a ser tan caprichoso. ;-)


Imágenes via The inspired bride

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