miércoles, 3 de abril de 2013

La vida bohemia

Siempre ha ejercido sobre mí una fascinación inexplicable la vida libre y bohemia. Con esto me refiero a una forma de vivir en la que la espontaneidad, el arte, la falta de normas, la sorpresa y las aventuras varias forman parte del día a día.

Buscando por Internet apuntes sobre la vida bohemia, y definiciones algo menos románticas que la mía me encuentro con cosas como estas:

"La vida bohemia es aquella vida despreocupada que busca la alegría de vivir, los placeres mundanos y las compañías agradables. El término nació a partir de los gitanos que provenían de Bohemia (en la actual República checa) y que fueron a Francia a vivir. La gente bohemia vivía la noche, en los salones, en los cafés y en los bulevares de la ciudad de París." (visto aquí)

París, la noche, los boulevares, las compañías cultas y divertidas... ¿no os parece que este cielo gris que tenemos hoy se va desencapotando al mencionar estas cosas?


"Para mí la bohemia era la conexión con los colores, con la fiesta, con los placeres e incertidumbres creativas, con la falta de horarios, con la seducción continua. [...] Cada dia puede ser una novedad y la cantera de nuevas anécdotas" (visto aquí)

Muchas veces, al hablar de vida libre y bohemia, nos vienen a la mente imágenes de falta de moralidad y excesos, y por eso muchas veces ciertos aspectos de esta forma de vida pueden ser rebajados o despreciados. Se considera bohemio realizar actividades ilícitas, tener aventuras amorosas simultáneas, drogarse sin control, vivir en el mundo falsificado de la farándula, vagabundear y vivir en la calle, o relajar de tal forma el carácter que se llegue a caer en la abulia o la falta de propósito vital.

Pero para mí, la vida bohemia, no tiene que ser eso, no tiene que pasar por eso. O más bien: para mí, la vida bohemia puede ser mucho más que eso. Puede contar con esa parte festiva, libre e imprevisible, y a la vez tener un sentido. Puede contener a esos conocidos ocasionales que brindan momentos ligeros y deliciosos, y también a los amigos que nos dan razones para pensar que la vida merece la pena.


via


Cierro los ojos e imagino lo que la vida bohemia podría ser en un tiempo como este, en un día de vacaciones o para una persona que no tiene obligaciones relevantes en un momento determinado. El reloj sonaría o muy temprano o muy tarde, y la primera acción del día podría ser tomar un libro y leer, o escribir, mientras se desayuna en casa con placer. Una vez hecho esto, arreglarse lo que la autoestima a uno le permita y lanzarse a la calle (lanzarse al mundo), y ahí entregarse a lo que depare el día: pasear, investigar, encontrase con viejos amigos, disfrutar de un tentempié al sol en un barrio pintoresco, admirar las grandes obras y las obras pequeñas (las pinceladas de estéticas callejeras), deambular de un lado a otro, vivir aventuras sencillas (conocer a alguien nuevo, un nuevo rincón de la ciudad que antes pasaba desapercibido, visitar un bar, edificio o casa desconocido, leer algo inspirador o intelectualmente perturbador) y sentir en las venas un montón de sentimientos entremezclados: amistad, amor, complicidad, riesgo, emoción...
La noche es hermosa y mágica. También para Van Gogh

Pienso en esta vida ardiente y despreocupada y me digo ¿Por qué tiene esa atracción innegable sobre mí? Pero lo que aún me resulta más interesante: ¿Por qué asocio, y me consta que más gente también lo hace, esta vida bohemia con la prohibición o la CULPA? ¿Acaso puede ser inmoral, imprudente o incorrecto vivir así, entregándose al día con ardor, extasiándose en los descubrimientos comunes, dando y recibiendo calor, amistad, abrazos, besos...? ¿Qué tiene de malo abandonar por un momento las prisas y lo racional (y las obligaciones, y el afán de superación) y dejar espacio para el arte y la belleza, la intuición y las emociones? ¿No es acaso recomendable, en parte, esta intensidad ante las pequeñas cosas, y un desapego relativo del consumismo y todo lo material?

No digo que toda nuestra vida haya de transcurrir en un ambiente festivo y trasnochador (aunque sólo evocar un título como el de Heminway, "París era una fiesta", me hace sonreír con picardía), o que haya que relegar de las comodidades y los lujos. Precisamente para mí, el bohemio más bohemio es el que puede ir a cenar a un restaurante distinguido una noche, y la siguiente hacer una acampada sobre el río a la luz de la luna. Alguien bohemio es aquel que no se cierra puertas, y que quiere disfrutar de las cosas.

Me gusta la intensidad de la vida bohemia (sobre todas las cosas). La sensación de sorpresa, de que "cualquier día puede pasar algo", incluso el día más común.

Me apasiona la alternancia entre lo liviano y lo trascendental, sin tener que renunciar a ninguno de ellos, la posibilidad de ver la magia que se esconde en las cosas y sucesos cotidianos y la recreación en la belleza artística.

Me parece adecuado conceder la importancia que merecen los sentimientos, dejar un amplio espacio para la espontaneidad y la imprevisibilidad y el compromiso de aceptar el placer sin remordimientos.

Café de noche, de Van Gogh, para mí pura bohemia...


En invierno el cuerpo me pide reclusión, descanso y profundidad. Pero es llegar la primavera… y el cuerpo me pide, una vez finalizadas las obligaciones ineludibles ¡vida bohemia!

Besos a todos desde mi pequeño rincón boho-chic. :-)

4 comentarios:

  1. Yo siempre he asociado la vida bohemia con el París de los años 20, nunca me he planteado a qué estilo de modus vivendi actual se podría asociar la antigua idea de vida bohemia...pero me encanta la visión que tienes tu de ella, sinceramente se parece bastante a mi manera de afrontar la vida. Siempre hay temporadas en las que te dejas absorber más por el trabajo u otras preocupaciones, pero siempre intento encontrar momentos para lo que los italianos denominan "dolce far niente", que no es exactamente no hacer nada, sino más bien cambiar el trajín cotidiano por la contemplación, la lectura, el baño,el paseo, viajar...Vaya, ¡los grandes placeres de la vida bajo mi punto de vista!
    ¡Viva la vida bohemia!
    Un beso

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  2. Lo del "dolce far niente" suena estupendo. Es justo lo mismo que propongo en este post de la vida bohemia: dejar un tiempo para lo no planificado, el disfrute, lo imprevisto... ¡Qué bien conservan su carácter mediterráneo los italianos!

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  3. Tiene que haber un poco de todo en la vida, porque yo creo que nos cansaríamos de q todo fuese igual. Seguramente hay gente q le encanta su estresante vida de alto ejecutivo en Nueva York y comer por la calle y otras personas que estarían toda la vida dedicándose exclusivamente a sus placeres...Pero en general, creo que los momentos de vida bohemia se disfrutan más después de momentos estresantes. Nada es bueno en exceso.
    NR

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  4. Bueno, en realidad para mí vivir en NY una vida estresante no es precisamente bohemio...

    Como yo he dicho en el post, para mí una vida bohemia es aquella en la que dejamos espacio para LA INTENSIDAD, los sentimientos, lo imprevisible, los placeres sencillos, el arte, el juego y la diversión, siempre que se pueda...

    Yo las próximas vacaciones me las voy a tomar de esta manera!! ;)

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