Siguiendo con el post que empecé algunos días (aquí la primera parte), estas son las doce cosas que, tras casi dos años de haberme casado y aún más tiempo de empezar a organizar mi boda, le diría a mi yo de aquellos momentos.
7. Nena, no te sientas cursi; estás en tu papel de novia.
Pues sí. Las bodas son románticas, y las bodas en casi todos los casos son cursis. Y no, no me digas que la tuya NO lo es porque vas con un ramo de flores silvestres en vez de uno de peonías o rosas blancas, porque tu vestido es liso de seda y no de encaje, o porque para celebrarlo habéis elegido un edificio industrial y decoración de papel en vez de la clásica iglesia. A ver, que por mucho que queramos inventar y hacer original en las bodas (cosa por la que abogo, por supuesto) al final no deja de ser una celebración romántica, en nombre del amor, donde nos vestimos de princesas (sea cual sea el concepto que cada una tiene de princesa), preparamos un buffet o un banquete y damos regalitos y golosinas.
Así que ¿que hay de malo en saberlo de antemano y... disfrutarlo? Personalmente, no me gusta que las personas de tu alrededor critiquen si quieres llevar una corona de flores o quieres adornar el sitio de celebración con lacitos y flores de color pastel. Si una quiere ser cursi, o blandita, o como se quiera llamar, este es el momento perfecto. Si una quiere enseñar con orgullo su anillo de prometida, o llorar cuando se haya probado el vestido de novia (su vestido), está en todo su derecho. Como dice Martina, en este post que me ha hecho mucha gracia, toda novia lleva una "Bridezilla" dentro... :-)
Yo particularmente, conecté con mi lado cursi y "ultra-femenino" en esa etapa de los preparativos. Y como se dice en mi pueblo, a mucha honra.
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