Extraído de: "Apuesta por ti", Walter Dresel.
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He sacado este extracto de un libro que he estado hojeando el fin de semana. El libro no ha llegado a engancharme, porque creo que estos libros de autoayuda a veces simplifican todo demasiado, y no tienen en cuenta que nuestros miedos en ocasiones son demasiado grandes como para captar el mensaje positivista de este tipo de libros. Por otro lado, lo de "autoayuda" va bien cuando la situación la puedes manejar, pero en otros casos necesitas ayuda y sentirte arropado para empezar a levantar cabeza...
Y sin embargo, a pesar de la limitación de este libro, esta frase me ha parecido perfecta. Deliciosamente inspiradora para el comienzo de cada día.
Es una frase larga, que requiere un par de lecturas para cobrar todo el sentido (cuando acabéis de leer el post, repasadla de nuevo despacio), pero que contiene grandes verdades muy condensadas. Grandes verdades que podríamos paladear, cada mañana, dejar que nos traspasen, así una vez y otra, hasta que un día no sintamos más la necesidad de recordarlas, porque forman parte de nuestras más íntimas convicciones personales.
Este texto me hace pensar en esa bendición que es dormir, que nos posibilita poner un final a un día y separarlos unos de otros. Levantarse cada mañana es una oportunidad para renacer un poco cada día. No importa cómo hayas pasado la noche, o el día anterior, teóricamente cada mañana puede ser un nuevo comienzo.
Y sí, coincido con el autor que tener un "sueño de vida" o un proyecto personal, es el estímulo perfecto para recobrar la ilusión en el presente, en nosotros y nuestras posibilidades. Para ver en cada día ese nuevo comienzo. Este proyecto vital puede estar más esbozado o no, creo que la mayoría de las personas tenemos más o menos dudas y mucha veces no sabemos con certeza hacia dónde dirigir nuestros pasos, qué queremos de la vida. Y esto a veces nos desconcierta, o nos angustia. Por lo menos a mí.
Pero si me paro a pensarlo detenidamente y me dejo de perfeccionismos, esto del proyecto de vida me parece tan sencillo que me dan ganas de reír. Considero que, en el fondo, todos sabemos qué es lo que nos gusta genuinamente y nos hace bien, y quisiéramos hacerlo, bien en nuestro tiempo libre o tomarlo como profesión. Seguro que todos nosotros sabemos qué personas son importantes y cuáles no, y querríamos mejorar la relación con las primeras. Seguro que todos nosotros tenemos al menos un viaje que nos encantaría hacer, un concierto al que nos gustaría ir, un libro que nos gustaría leer o un pequeño capricho que nos gustaría otorgarnos alguna vez. Y seguro que todos nosotros buscamos mantener o mejorar nuestra salud, y mantener o mejorar nuestro bienestar emocional. Pues bien... con todo esto, uno puede hacerse un proyecto de vida fácilmente. Más complejo o más simple, más estructurado o más difuso. Pero un sueño o proyecto vital podría no ser más que esto: decidir cómo nos gustaría que fueran nuestros días, nuestro presente, nuestra vida, en base a las cosas que ya sabemos que nos gustan.
A mí antes lo de definir mi proyecto vital me daba mucho miedo, me parecía algo demasiado grave y trascendente, y consideraba que no sabía lo suficiente de mí (¡!). Ahora veo que era un temor ridículo. Claro que sé cosas de mí, aunque día a día vaya descubriendo algunas nuevas. Mi proyecto vital actual podría consistir en tres líneas o con tres folios enteros, y plantearlo no me ha requerido una difícil reflexión. También sé que mi proyecto vital puede cambiar con el tiempo, todo lo que yo desee, y no pasa nada. No quiero que fijarme un objetivo sea un lastre, sino un estímulo. Y si en algún momento de mi vida no sé lo que hacer en algún terreno (laboral, sentimental, emocional), tampoco pasa nada (don't panic!) puedo decidir qué hacer con los otros.
Como os digo, antes encontraba muy difícil decidir lo que quería hacer con mi vida. Quizás porque buscaba demasiados detalles que en ese momento no estaba en posición de decidir. Creía que no sabía nada de mí misma, que era indecisa, que carecía de objetivos... Pero no, no era cierto, sólo que mis objetivos eran más amplios y difusos que los de otras personas. Hoy por hoy, voy perfilando con más claridad (supongo que el llegar a la treintena sirve de algo) qué es lo que quiero hacer, y me doy cuenta de que siempre he sabido lo que me gustaba y me motivaba, en todos los frentes (trabajo, amor, amigos, proyectos personales, aficiones), pero no sabía cómo convertirlo en una realidad personal. Con mi plan autodisciplina de principios de año, escribí en una hoja estos compromisos. Algunos los llevo bien, otros presumo los dejaré de lado y los cambiaré por otros. Para conseguir otros (la tesis), necesitaré caer y retormarlos una y otra vez (y qué). Y he aprendido a lo largo de los años que trazarse un plan de vida ha de hacerse con alegría y confianza, y que se pueden cometer errores, y que se puede cambiar de opinión. Y no pasa nada. Y cuanto más claro tengo quién soy y qué quiero en realidad (no lo que otros me aconsejan bienintencionada o malintencionadamente), más fuerte y más vital me siento.
En estos momentos, acariciar la idea de que cada día puede ser un nuevo comienzo, de que las mañanas pueden ser siempre hermosas (conforme pasa el día, los asuntos se suelen ir complicando, pero el primer momento del día puede ser algo mágico) me provoca un subidón de bienestar y calidez.
"Ya sabemos que la vida es difícil, pero a partir de creer que todos podemos soñar y a partir del momento en que tomamos conciencia de que somos capaces de fijarnos metas y objetivos realizables, también vamos a sentirnos mejor con nosotros mismos y las puertas se van a abrir para que podamos avanzar con pie firme, rumbo a la construcción de un futuro diferente".
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Pues eso. Feliz lunes.
Muy positivo este post.
ResponderEliminarMe alegro q tú hayas encontrado tu proyecto personal y lo vayas perfilando con el paso del tiempo. Es importantísimo.
Algunas tendremos q seguir dando palos de ciego de momento, intentando buscar salud y después ya veremos.
Gracias por enviar rayos de luz en tantos días de oscuridad y lluvia.
NR
NR, NUNCA-NUNCA se dan palos de ciego. Todo sirve: lo bueno, lo malo, la salud, la enfermedad. Si sabemos leer entre líneas, todo tiene sus mensajes.
EliminarYo algunos días me levanto radiante de positividad, y otros tengo que buscarla un poco más, así que lo escribo para recordármelo en los momentos perdidos. muak!
Me han encantado las citas y tb tu aportación personal! Me siento muy identificada contigo, sb todo en lo de "mis objetivos eran más amplios y difusos que los de otras personas", pq es verdad que nos da la sensación de que todo el mundo tiene claro lo que quiere y hacia donde se dirige, pero, sinceramente, no creo que sea así en la mayoría de los casos, sino que muchas veces se trata de un escudo de autoconfianza para dar sentido a lo que se hace en cada momento. Todo el mundo tiene crisis existenciales, claro que sí! :)
ResponderEliminar" muchas veces se trata de un escudo de autoconfianza para dar sentido a lo que se hace en cada momento"
Eliminar¡¡Muuuuy buena aportación!!
Todo el mundo tiene crisis existenciales, pero creo que pasa como con los aspectos negativos de las bodas: que no se dice. Pero bueno, para eso estamos, para desentrañar cosas ocultas, jeje.
Un saludo!
Menudo giro que a pegado el blgo ultimamente, no?
ResponderEliminarIncreible
Por cierto, tengo una entrada especial en el blog y me encantaria que te pudieras pasar, un beso!!
http://partefav.blogspot.com
Sí, un gran giro :) Para que digan que cuando se casa una ya no le queda nada de qué hablar, ¡ahora más que nunca!
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