Estoy enganchada al canal Divinity hasta un extremo que mi maridito denonima un tanto adictivo. Primero fue la serie "Entre fantasmas" (between ghosts, como le decía de coña a mi amiga inglesa; ése era el título legítimo y no Ghost's whisperer), con la que cada día reflexionaba sobre los asuntos pendientes que tenemos que resolver en esta vida antes de morir (so pena de vagar para siempre como espíritus y necesitando a alguna Melinda Gordon para comunicarnos con los nuestros). Cada día me emocionaba al llegar al final, la serie me parecía bonita y llena de sentido existencial, en serio. Luego, allá por el verano pasado, me encapriché de los realities de novia, en esa etapa post-boda en la que aún me brillaban los ojitos al pensar en la boda, y en los maravillosos vestidos blancos conque llegamos al altar.
Una vez superé el momento post-vestido de novia, fue el programa "Tu estilo a juicio" el que me enganchó tarde tras tarde, y que me hizo ver la importancia que es tener un estilo personal cuidado (ais, lo que me he reído con las ocurrencias de David Clemmer).
Tengo que decir que estos realities y series, para una persona que tiene una afición particular por analizar el comportamiento humano, y por extraer pequeñas lecciones de vida de las situaciones más insólitas, como yo, son una fuente de sabiduría práctica. Quizás por eso me doy el gustazo de verlos sin remordimiento; total, como voy a aprender... ;-D
En estos momentos, uno de mis programas freak preferidos de la sobremesa es el reality de "tu casa a juicio" (love it or list it) con mis queridos y conocidos Hillary y David. Qué momento, ese de acabar de comer, ir al sofá y ver unos capitulitos nuevos. Me encantan las intervenciones y ocurrencias de esta pareja, incluso sus comportamientos sobreactuados (David tan competitivo y seguro de sí mismo; Hillary histérica cuando en todas las casas aparecen -¿casualmente?- problemas no previstos). Una llega a conocer tan bien a Hillary y David que desearía irse con ellos a tomar esa copa final que paga el que pierde su apuesta.
Y como en cualquier otro reality, el hecho de que en la pantalla aparezcan fragmentos de la vida de familias muy diferentes, y podamos ver cómo actúan estas personas ante la aparición de alegrías e inconvenientes, proporciona abundante material para reflexionar y elaborar algunas conclusiones que me gustaría compartir con vosotras.
En primer lugar, he observado que hay una petición que se repite una y otra vez por parte de todas las parejas que ocuden al programa, y es: "necesitamos más espacio". Más espacio, más espacio, más espacio; parece un mantra en todos los programas. Todas las parejas entrevistadas se quejan de esta problema, y lo más extraño de todo es que la mayoría tienen casas grandes, es más, yo diría: enormes. También me llama la atención que algunas de estas familias que tan desesperadas están por la supuesta falta de espacio de sus casas, las han comprado hace relativamente poco. Entonces una se pregunta... ejem, la decisión de comprar una casa es bastante importante, ¿no lo pensaron bien estas parejas, no fueron previsoras? O más bien... ¿tan pronto se han cansado de esa casa que les encandiló? Me da a mí entonces que el problema no es solamente esa falta de espacio o esa casa inconveniente, sino una insatisfacción que llega demasiado pronto. Y si este es el verdadero problema entonces ni una reforma ni una casa nueva podrá solucionarlo. Porque la insatisfacción vital y ese ansia voraz (que no se calma nunca) de querer más, de pensar que la felicidad completa siempre está en ese pequeño logro que aún no se posee, es un paradigma de nuestro tiempo.
Pero sigamos, que todavía nos queda mucha miga... Por otro lado, se observa que tienen las casas muy mal aprovechadas y decoradas con poco ingenio. Poner un perchero en el pasillo, unas estanterías colgadas a la pared, o una cajonera en el baño, no me parecen ideas propia de un genio, vamos, y sin embargo a estas parejas parece que no se les ocurre. Del mismo modo que estas familias parecen no conocer las cajitas de todos los colores y tamaño en las que se pueden guardar cosas, que pueden colocarse unas sobre otras en el suelo o en las estanterías, y dan menor sensación de caos. Supongo que será la falta de tiempo para ocuparse de su casa o de leer algunas revistas y blogs de decoración que dan ideas, o quizás sea que a veces las personas nos "ofuscamos" demasiado con un asunto (mudarse, hacer grandes reformas) y no somos capaces de ver las soluciones más creativas, sencillas y económicas.
Otra cosa que me sorprende mucho en estos programas es lo desordenado que está todo. Cuando David y Hillary acuden a ver las casas, lo normal es que tengan los juguetes de los niños esparcidos por el suelo del salón, la cocina descolocada, el baño lleno de trastos y ropa enima de las camas de los dormitorios. Dios mío, en España, si la tele fuera a tu casa, tendrías la casa limpia como una patena. Vamos, es cuando vienen amigos o familiares a nuestra casa, y mi marido y yo nos pasamos esa mañana limpiando y recogiendo todo, así que no puedo imaginarme en el caso de que fuera la televisión. Vale, igual para dar más morbo al programa les piden que tengan la casa hecha un desastre, pero me da a mí que esa gente que no para de pedir "más espacio", en parte lo hace porque lo que realmente necesita es "más espacio libre de desorden".
Conclusión primera, y lo que yo les diría a la mayoría de las parejas: no necesitas más espacio, necesitas más orden. Y para cosas tan sencillas como comprar cajas para almacenar, o repartir estanterías y colgadores por las paredes, no te haría falta pensar en una gran reforma o en una mudanza. Aunque si quieres conocer a Hillary y su equipo, entonces sí ;-)
Eddie y Fergus, ¡¡unos cracks!! |
Me doy cuenta de que aún no he hablado del sótano, esa parte tan importante de todas estas casas canadienses. Los sótanos suelen ser enormes (nada que ver con el trastero de mi piso), y en la mayor parte de los casos, suelen estar desordenadísimos, mal aprovechados y... llenos de trastos. Es verdaderamente terrible, y a mí a veces llega a asustarme, la gran cantidad de cosas que algunas familias pueden acumular en unos pocos años. Desde miles de juguetes de los niños, hasta ropa, libros, bicicletas, electrodomésticos y un sinfín de cosas varias que, puesto que están cogiendo polvo, intuyes que se usan muy, pero que muy, poco.
Conclusión segunda: lo que necesitáis no es más espacio, sino menos cosas. A veces siento ganas de zarandear a los concursantes: ¿es que no os dais cuenta?
En un programa apareció la mujer, la madre de familia, haciendo la colada en un sótano inmundo, lleno de polvo y cosas inútiles. Explicaba que poner la lavadora era un suplicio en ese ambiente tan hostil, toda víctima ella, y en verdad es que así era. Pero la sensación que me daba todo el asunto es que la mujer esperaba una solución mágica, rápida, imposible, cuando la resolución a su problema habría sido barata y fácil: por dios, por qué no reservas un fin de semana al año para limpiar, tirar cosas y ordenar; el sótano no tiene el problema, lo tienes tú, vosotros, vuestros hábitos.
En fin, que cada programa visto de "tu casa a juicio" es para mí un recordatorio de lo irracional que pueden volverse las conductas humanas (y ojo, que también me incluyo a mí en esta crítica, pues todas las cosas que he descrito las he pensado o experimentado). Algunas casas, efectivamente, tienen problemas estructurales que hay que corregir, o se han quedado objetivamente pequeñas para una familia cuyos miembros se han multiplicado. Pero en la gran mayoría de ellas, también se pueden observar algunas ideas absurdas y ampliamente extendidas de nuestra cultura: la acumulación de cosas, el querer más espacio cuando lo que realmente habría que hacer es liberar el espacio que ya existe, y el caos en que se convierte una casa cuando se abandona su mantenimiento.
Las lecciones que este programa graba a fuego en mi cerebro son, por tanto, bien claras:
La primera, huir de la acumulación estúpida e irracional de cosas.
La segunda, cada vez que me plantee que necesito más espacio, buscar en si el problema está en que tengo demasiadas cosas, o bien puedo buscar alguna solución ingeniosa para ampliar la capacidad de almacenamiento de mi casa.
La tercera, no permitir que el desorden contamine mi hábitat hasta llegar a esos puntos en los que dan ganas de gritar (hablé de esto hace muy poco, aquí).
La cuarta, saber que mi hogar, como mi cuerpo o las relaciones con la gente que me rodean, requiere un mantenimiento constante. Ya sea arreglar las pequeñas cosas que se rompen, ordenar, limpiezas periódicas, reformar o actualizar los espacios; es mucho más práctico (y barato) hacerlo de forma mantenida en el tiempo que dejarlo hasta que el daño sea evidente y un día toque arreglarlo todo.
Y para terminar, una imagen que he encontrado por Internet de la que fue mi película favorita cuando yo tenía 16 años: American Beauty. La reflexión no tiene desperdicio, y si habéis visto la peli, sabréis muy bien a qué se refiere. Si no la habéis visto, sólo os diré que el contexto de esta cita es una conversación entre el protagonista y su mujer, en el que él intenta hacerle ver a ella que está un poco cansado de su modo de vida, que quiere vivir de forma más auténtica, y que ella es una persona que está obsesionada con lo superficial.
via |
¿Y vosotras? ¿También estáis enganchadas a los realities? ¿Conocéis a David y Hillary? ¿Os parece razonable lo que propongo en este post, o sois de las que anheláis grandes espacios y muchas cosas? Por otro lado ¿habéis visto la peli de American Beauty, os gustó?
Abro el debate... ¡Buen finde, que ya está aquí!
Arggg,que razón tienes sus casas son autenticas leoneras, algunas solo necesitan una manita de pintura y un poco de Raciocinio .Y que me dices de los presupuestos desorbitados que tienen para reformar y comprar?? Como ya te comente; I love realities! & I love Divinity me tranquiliza saber que no soy la única que sufre de esta adicción. Je,je.
ResponderEliminarAhh y saber que su marido también piensa que NO ES NORMAL.
EliminarBuen finde .
Un besazo enorme.
Pues sí, con pintura, orden y raciocinio como has dicho se podrían ahorrar muchos muchos miles de euros. Estos canadienses estan locos!! ;)
EliminarNo veo esos realities pero me puedo hacer una idea.
ResponderEliminarA mí me gustan las casas espaciosas (q no grandes, q no es lo mismo) y minimalistas. Por desgracia, la mía no es ninguna de esas dos (precisamente porque no es mía, pero eso ya es otro tema). Estoy a gusto en ella, a pesar de todo, aunque sí que haría alguna que otra "reforma", sobre todo pensando en quitar trastos para ganar un espacio que ya hay y una serenidad visual, que parece que no, pero es importante hasta para nuestra salud mental.
NR
Justo: la serenidad visual es muy, muy importante. pues no lo tienes difícil: QUITA COSAS Y guárdalas en casas. Quita cuadros. Quita marcos de fotos. Quita cojines u otros objetos. y todo, todo en cajas. Yo que no tengo la casa excesivamente cargada porque llevo poco tiempo, empiezo a agobiarme un poco de tantas cosas, ya sean del salón, dormitorio o la cocina. Menos es más. Haz un cambio YA.
EliminarMe gustan también los programas que has mencionado en el artículo y es verdad que las casas que salen está todo en medio, no hay nada colocado, pero.....¡si ni hacen las camas! jajaja. Es un extremo increible.
ResponderEliminarYo en ese sentido soy un poco minimalista y no me gustan las cosas recargadas.
Besos!
www.ideasparatuboda.net
Deberían de hacer un crossover entre 'Tu casa a juicio' y 'Enterrado en mi basura' en algunos casos.
ResponderEliminarSi vieran nuestros minúsculos pisitos estos canadienses;!!!!!yo me crié en un piso de 70 m con solo baño pequeñito para 5 personas...Y lo irracionales que son cuando la casa se les cae a pedazos y se maravillan de que no les llegue el presupuesto
ResponderEliminarY su obsesión por vivir en el sótano con lo deprimentes q deben ser sus larguísimos y horriblemente fríos y húmedos inviernos. Ufff
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