domingo, 17 de marzo de 2013

Aprendamos de los chicos

Han pasado casi casi once meses desde que me casé. No diría que es mucho tiempo, pero tampoco es poco. Once meses o un año es el tiempo suficiente para decir "qué rápido se ha pasado" pero también para ver la boda desde una cierta distancia.

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Los sentimientos postboda se han apaciguado. Ya no aparecen apenas esos sentimientos de nostalgia por no poder repetir un día que ya pasó, o por no poder cambiar cosas, o al recordar esa tremenda ilusión que yo diría que es lo mejor que puede pasarle a todas las novias (nunca lo diré lo suficiente: novias, ilusionáos todo cuanto podáis en los preparativos, sed felices, cursis, vitales, compartid experiencias, dejaos mimar, estad enamoradas y preciosas).

Ahora veo las bodas con otra perspectiva. Con más madurez, diría yo, si es que es posible sentir "madurez" acerca de las bodas. Sigo viendo blogs de bodas de vez en cuando, más que nada por no perder el hilo argumental de este blog, y porque a veces me gusta ver cosas bonitas. Y aunque algunas veces encuentro cosas originales y útiles, en otras ocasiones soy capaz de ver "los horrores" que puede presentar esta industria bodil demasiado interesada en los detalles más minúsculos y en el bonitismo.


Lo he dicho muchas veces en este blog, en muchos artículos distintos, bajo diferentes prismas y enfoques: se da una importancia excesiva a detalles que no la tienen (dios mío, si hace poco he visto artículos ¡¡dedicados enteramente a los servilleteros!!); y de las cosas verdaderamente importantes de las bodas, no se habla, o se menciona de pasada. Es decir, que no tengo nada en contra de que se hable de servilleteros, boutonnieres, minutas o de los zapatos de la madrina; pero en este caso ¿por qué no se analizan y desmenuzan también todos los aspectos no materiales que rodean a las bodas? ¿Por qué mucho de una cosa, y apenas nada de la otra? En serio, me cuesta entenderlo.

Sé que puede resultar un poco hartante este argumento, que ya lo he mencionado muchas veces, pero si lo sigo repitiendo en mi blog, es porque veo que el resto de blogs y revistas "no se ponen las pilas" en esto, no lo hacen. Dios mío, que les digan a esas novias maravillosas que muestran sus crónicas, que también hablen un poco de esos problemillas que seguro que han tenido, y cuya expresión puede ayudar a muchas otras novias durante sus preparativos.

A veces me digo: cómo es posible que lleve casi dos años mirando revistas y blogs de boda (ahora a un ritmo mucho más lento que al principio) y apenas existan artículos en español (en inglés hay más) que hablen de cosas que no sean tangibles: reflexiones, miedos, consejos que no versen sobre detalles, sentimientos, locuras, temas de amor y compromiso.... Verdaderamente me sorprende, me sorprende muchísimo que la industria de las bodas esté despegando (cosa que me alegro, en parte), que las bodas intenten ser cada vez más personalizadas (también me alegro, y mucho) pero que sin embargo, no estén también despegando nuevos temas de reflexión para novios y novias.

Así que, aun a riesgo de resultar cansina, yo seguiré desde este blog intentando poner un poco de raciocinio y de profundidad al tema de las bodas. Porque lo que para mí ha sido una fuente de conocimiento y aprendizaje (también de dolores de cabeza, a ratos) puede ser para otras.

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Y después de este alegato, que me habría dado para un post entero, empiezo a desarrollar el tema que da título a este artículo :-)

Una cosa de la que no hablé mucho en su tiempo, y que hoy le diría a todas las novias que estén preparando sus bodas, ilusionadas y felices (espero) es que contar con la opinión del novio no sólo puede ser "de justicia" (puesto que los dos van a casarse, él también tiene derecho a opinar) sino que puede suponer un soplo de aire fresco en la toma de decisiones. ¿Por qué? Porque los chicos generalmente saben distinguir mucho mejor que nosotras entre lo fundamental y lo accesorio.

Por ejemplo... Estás buscando los sobres para las invitaciones y buscas un tono de color que sea exactamente (sí, exactamente, y no aproximado) del color de la tipografía de las mismas. Llegas a desesperarte porque no encuentras lo que buscas, y tras dar mil vueltas lo compartes con tu novio y él... te mira con cara de ¿estás loca? y te dice: "¿Pero es que eso tiene tanta importancia? ¿Por qué no coges los de este color parecido?" Y entonces tú tienes dos opciones:
 
 1) contestarle con asombro que él no tiene ni idea de nada y que encima no te comprende (y evitas pedirle consejo para otros temas bodiles) y

  2) pararte un momento, exhalar un profundo suspiro y después echarte a reír como una loca por lo sabio de sus palabras, tras espetarle: "gracias cariño, no sé que haría sin ti".

He puesto un ejemplo muy extremo, pero podéis aplicarlo a cualquier aspecto organizativo de la boda: las flores de la iglesia, la decoración del restaurante, el viaje de novios, el vestido de la madrina, el grupo de música elegido... Generalmente los chicos se agobian mucho menos, se fijan menos en los minúsculos detalles que para nosotras son hiper-mega-importantes, y son capaces de priorizar y elegir entre alternativas mucho mejor que nosotras (entre gastar el dinero en esto que no lo va a notar nadie, y esto, que sí que supondrá una diferencia sustancial, los chicos saben elegir claramente lo segundo).

He visto a novias agobiarse por los aspectos más fútiles de su vestuario: el color de las uñas, el tipo de manicura, la cinta que rodea el ramo, el lacito que corona sus zapatos (si los zapatos no se ven...), la liga, el color de las medias, el abanico o el paraguas que llevarán como complementos... Si todo eso lo hubieran consultado con su novio (ya sabemos que no se puede, el novio generalmente no sabe nada del vestido de la novia ni los complementos), probablemente éste se hubiera quedado flipando de la preocupación que muestra su novia por esas minucias. El novio se dará cuenta si acaso del vestido, el peinado, el maquillaje (a grandes rasgos), el ramo (quizás) pero sobre todo de lo guapa en general y feliz que vea a su novia. Ellos nos ven en conjunto, no atendiendo a los detalles, a no ser que éstos sean muy escandalosos (es decir, que no se fijará en tus pendientes a no ser que estos sean enormes u horribles). Y del mismo modo que ven a la novia, ven la boda: en general, en conjunto, sabiendo cuáles son los aspectos más sustanciales.

Por supuesto, el extremo contrario a esto es un novio que no se preocupa de nada y al que todo lo relacionado con su boda le da igual, y que puede causar dolor con su pasotismo a su futura mujer. Pero el sentido justo de humor, raciocinio y despreocupación durante la planificación de la boda, que generalmente aporta el novio, nos viene a las novias muy pero que muy bien.

No nos engañemos; ¡esto es lo que quieren ellos! Buenísima la imagen ;-D via

Por otro lado, otro aspecto que los chicos (o por lo menos mi marido) suelen tener más desarrollado que las chicas es el hecho de pasar a la acción. Mirad, yo me pasaba el día pensando, fantaseando, buscando, comparando, pero a la hora de la verdad, me costaba decidirme por algo o pasarlo al plano de lo real. Muchas veces era mi novio quien decía:¿bueno qué? ¿vamos a este sitio? ¿compramos tal cosa que has visto? ¿imprimimos tal otra? ¿hacemos esta lista?

Porque yo todo eran ideas, y posibilidades, y opciones, y necesitaba la inestimable ayuda de mi prometido para pasar de todas elecciones hipotéticas a elecciones reales. Si yo tenía pensadas cinco canciones para el primer baile, a veces necesitaba que llegara mi novio y dijera: ESTA, no se hable más. Del mismo modo, yo tenía pensadas ciertas sorpresas en la boda que al final no llegué a poner en práctica, y todo porque no pasaron de mi plano de lo mental al plano de la realidad.

Como veis, soy una persona poco práctica, pero sí imaginativa, con lo cual me complemento bien con mi otra mitad que es mucho más pragmática. Si en casa hay que comprar algo o hacer alguna reforma, yo soy quien mira, remira, piensa, imagina, sopesa... y mi marido el que al final, me dice: "pero ¿lo vamos a hacer o no? Y si es que sí, vamos esta misma tarde a comprarlo".

Así que queridas novias, queridas casadas, queridas solteras, queridos chicos si hay alguno por ahí que me leéis...

Aprended del extremo opuesto. Sobre todo en asuntos que requieran una amplia y mantenida organización que a veces puede sobrepasarnos (como son las bodas, pero también podría ser decorar un piso, emprender un negocio, o limpiar un trastero lleno de cosas).

Y, si os casáis, que no os engañen. Que los boutonnieres del novio, las figuritas, los banderines para la boda, los meseros, la cinta del pelo, la caligrafía de las invitaciones, el coche nupcial, el arroz de colores, hacer una boda con una temática determinada, con unos colores determinados... todas esas cosas son importantes en cuanto a que disfrutéis haciéndolas y eligiéndolas, pero no son determinantes, ¡¡ni muchísimo menos!!. Y si no me creéis, preguntad a vuestra pareja qué piensa de alguna de estas cosas, y disfrutad con su cara de pasmo.

Aprendamos de los chicos. Seamos realistas. Seamos racionales. Seamos pragmáticas. Al menos por un momento. Y disfrutemos de todo esto de organizar una boda sin tantas tonterías y tantas complicaciones... ;-)

9 comentarios:

  1. Qué razón tienes!! Me doy cuenta de "la industria bodil" sobre todo cuando veo los programas al respecto en Divinity (enganchada me hallo), y lo constato con "mis novias americanas" de InstaGram.

    Es fácil dejarse llevar por una espiral bodil cuando estás preparando tu boda, y parece que ESO y nada más es lo que necesitas, cuando en realidad no es así.

    Aix... qué buena es la distancia para ver las cosas con claridad, ¿verdad?

    Un besazo.

    M

    PD: Te contesto prontito ;-)

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    Respuestas
    1. Sí, la distancia cambia la visión de las cosas, vaya que sí! Y porque nosotras hemos sido relativamente "racionales" mientras preparábamos nuestras bodas.

      Yo no he seguido a novias americanas, pero con lo exageradas que son (o al menos así aparecen en los blogs y en los realities) me espero cualquier cosa.

      Un abrazo!!

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  2. Grandísimo consejo para las futuras novias! totalmente de acuerdo. Pero también lo es para muchas más situaciones que se darán en la vida de pareja.
    NR

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    1. Desde luego... Dile a tu marido, por ejemplo, que dudas entre dos cuberterías o dos toallas para el baño, que rápidamente te contará las verdades de la vida y te dirá: ¿y qué más da? Si te gustan las dos, coge la que te guste.

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  3. ¡Hola! Soy Mari Carmen, del blog: miartículosemanal.blogspot.com. He descubierto tu blog de casualidad y llevo más de 2 horas pegada a él. En una entrada dices que hay pocos blogs de opinión, refexiión y críticas personales y menos aún de mujeres y por eso te invito a que te pases por mi blog y me leas porque va de eso. Yo no pongo imágenes ni fotos, sólo escribo de lo que me interesa, me preocupa o quiero criticar o defender y lo voy combinando con MIS recetas de cocina. Espero que si te decides a leerme lo disfrutes. Saludos

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  4. Gracias por leer mis artículos, estoy encantada de que los disfrutes. Cuando tengas un rato te sugiero que leas los titulados: "Porque hoy... es hoy", ¡Jaja juventud eterna jaja!, "Perdona bonita pero ser famosa no es ser ilustre" y "Haberlas...hailas". Saludos

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  5. Muchas gracias..soy una de esas novias a las que se le estaba yendo la cabeza con tonterías...tu post ha sido un auténtico oasis!! Gracias de verdad y ahora si que voy a disfrutar!

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  6. ¡Cuánta razón! De hecho ya te lo comenté una vez en una de tus entradas en las que hablabas del exceso de bonitismo o de lo que realmente importa, para mi dejar que escoja mi novio en muchas ocasiones es una salvación!! Cuando llego a ese punto de obsesión compulsiva buscando "lo perfecto" (que puede ser cualquier cosa - o chorrada-) y me bloqueo porque me gustan tantas cosas y no sé escoger, recurro siempre a él! Su practicidad me desarma...! Gracias a él (y a mi madre que también es muy práctica y crítica) he conseguido moderar mi inicial obsesión por el tema de la boda.
    Me parece célebre la frase de Jesús Terrés (blog Nada Importa): "Porque todas las bodas son iguales. Y todas las novias -también esas que decían no creer en el matrimonio y menos en la Santa Fe- creen que su boda será especial. Su boda será diferente porque el ramo es de tulipanes o la banda de música es un cuarteto de jazz. Hay que joderse. Querida: dos novios, invitados, paripé, banquete y baile. Esa es tu boda."
    Verdad pura y dura, ¡la visión de un hombre!

    Besos

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  7. Sí, recuerdo tu comentario :)

    ¡Yo también leí esta entrada en el blog Nada Importa! Es cínica e irónica, pero tiene mucho, mucho de razón. A veces viene muy bien leer algo así, más ácido que dulce, para poner los pies sobre la tierra y saber reírnos de nosotras mismas. ¡me encanta que hayas apuntado esa cita!

    Besos.

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