La lista de las cosas dulces

En mi primera etapa de buscadora compulsiva por Internet de la parte simbólica relacionada con las bodas y el matrimonio (busqué desde el significado de las flores al de los tejidos de los vestidos de novia, pasando por supuesto por libros sobre el compromiso y la vida conyugal), acabé en una página de Estados Unidos donde recomendaban libros para futuras casaderas.



Folletín romántico con maromo musculoso en la portada, ¡qué grande! ;)

Guía de supervivencia para novias, debería habérmelo comprado

Me llamó la atención uno de estos libros, no traducido al español, que contenía las anotaciones de una mujer durante 20 años de su matrimonio. El libro se titula Remember the sweet things, y está escrito por Ellen Greene.

Trata sobre una esposa que, cada cierto tiempo, decidía apuntar qué es lo que había hecho su marido de especial. Acabó componiendo una verdadera recopilación de momentos especiales que vivieron juntos, o más bien, de esas pequeñas cosas que su marido había hecho por ella en los veinte años de su matrimonio (pequeñas cosas que lamentablemente, tendemos a olvidar en la pareja)

En la página web del libro he podido encontar esta descripción tan especial (la traduzco a continuación), y reconozco que no he podido evitar un suspiro, la historia es tan bonita...

"Un bello tributo a un hombre y un matrimonio.

Durante veinte años, Ellen Green escribió un lista de las cosas divertidas, amables y entrañables que su marido, Marsh, decía y hacía por ella.


Las apuntaba en secreto... para luego, cada año, compartirlas con su marido el día de San Valentín,  cuando él encontraba esta lista escrita en varias páginas dentro de un sobre, como regalo.


El libro nos recuerda, una vez más, que hay que prestar atención a las bondades que existen en nuestra vida y en nuestras relaciones"

¿No os parece maravilloso este regalo de San Valentín? Más que una sortija de Dior, más que un perfume de Chanel, más que una inmensa caja de bombones, una lista de todas las cosas bellas que has hecho por tu pareja en un año... (bueno, la verdad que si la lista va acompañada de alguno de los regalos anteriores, sería perfecto.

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No tengo verdadera intención de leer el libro. Pero me inspira la idea que se desprende de él: la de inmortalizar momentos especiales en un texto escrito, para que no se los lleve el viento, ni desaparezcan en la rutina diaria que conlleva cada relación.

Generalmente (que no siempre, esto es cierto) sé que quiero a mi novio, que él me quiere a mí, y que estoy dispuesta a compartir mi vida con él, a hacerle feliz y a dejar que me haga feliz. Pero siempre hay momentos de duda, y momentos en que sinceramente necesito racionalizar estas ideas, no darlas por hecho. Me gusta analizar y preguntarme activamente por qué él y no otro, y por los signos concretos que existen de nuestro amor.

No sé si todo esto sonará muy amoroso o poco, muy romántico o poco, pero lo cierto es que soy una mujer inquisitiva hasta mis últimas consecuencias.





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Mi novio y yo no compartimos gustos musicales (tampoco es que sean opuestos), ni nos emocionamos ante las mismas cosas. A mí me gusta bailar, a él no. No obstante, a ambos nos gusta el café, ver pelis los domingos por la tarde, y disfrutar de los bares cuando viajamos :) En fin, que hay cosas que compartimos, otras en que discrepamos, y cosas en las que nos complementamos a medias. Hay veces en que nos hacemos daño, veces en que no respondemos a las expectativas del otro. Y veces en que sí lo hacemos. Y veces en las que incluso superamos estas expectativas.

Son tantos sentimientos encontrados, tantas cosas mezcladas, que yo particularmente necesito tener pruebas tangibles de la solidez de nuestra relación para mantener cada día esa ilusión del primer día, que para mí constituye un bálsamo en cualquier relación de pareja. Por tanto, me parece muy conveniente, casi necesario, el hacer una lista como la de la autora del libro, precisamente porque los pequeños favores son los que se nos suelen olvidar a la hora de hacer balance. 

Por ejemplo, pienso en todo esto y me digo: hoy mi chico me ha hecho el favor de traerme café que se me acabó anoche, que yo estoy llena de trabajo y no he podido salir. El domingo pasado me trajo chocolate para desayunar en casa. Y cuando estoy cansada, él suele ofrecerse a hacer la cena (yo soy de actividades "más contemplativas" como digo yo: leer, escribir, organizar, divagar...).

Recuerdo también que para la boda de una amiga, y como siempre dejo todo para el final, una hora antes del evento no encontraba las pinzas de depilar y tenía unas cejas... (podéis ver, emergencia total). Me hizo el favor de ir al supermercado a comprarme unas mientras yo acababa de arreglarme el pelo. Salvada por los pelos (nunca mejor dicho...)
No quiero seguir enumerando este tipo de cosas, sino compartir esta idea y abrir el debate con los que visitáis esta página. ¿Creéis que tiene beneficios hacer una lista así? ¿Realmente olvidamos pronto estos pequeños favores, estas cosas de la vida cotidiana que luego echamos dolorosamente de menos cuando esta persona está lejos de nosotros?




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Para mí, registrar los acontecimientos es algo fundamental. Y considero que el tener apuntadas las fechas y los pequeños favores o momentos especiales que ocurrieron en ellas, puede funcionar como una auténtica medicina para esos momentos de duda, enfado o desencanto, que inevitablemente irrumpen en nuestras vidas.

Imaginaos lo que puede suponer, cinco años después de la boda, en un momento de cierta desilusión o estancamiento; decirle a tu pareja "¿por qué me casé contigo?" y que él guiñe un ojo, saqué la lista y empiece a recitar:

- "Porque hace cuatro años, el 3 de junio, te traje una flor al llegar a casa; y el 28 de diciembre de las pasadas navidades fui contigo a hacer todas la compras de tu familia; porque el 7 de marzo de este año os recogí a ti ya tus amigas de la discoteca a las 6 de la mañana, que llovía a cántaros; y porque hace dos semanas te desperté a besos el sábado por la mañana.

¿No sería genial?



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El recuerdo de estos momentos especiales siempre acabará sacándonos una sonrisa, y nos permitirá verificar (sí, con pruebas concretas), que existen razones poderosas para quererse y estar juntos, que digo yo...