sábado, 31 de diciembre de 2011

Una boda es mucho más que los detalles

Quería hacer un post especial para terminar el año. Un post denso, de los míos. ;) Hace unos días, en medio de una de estas "crisis bodiles" que sufrimos cuando nos saturamos de tantas cosas que hacer y tanta información, comencé a escribir un post un tanto diferente. Hoy, que es un día de tránsito muy especial (aunque, ejem, el verdadero tránsito se produce más bien en el solsticio de invierno), en el que parece que somos más proclives a las reflexiones y los propósitos de año nuevo, he decidido pulirlo y acabarlo.

Adelanto: lo siguiente se trata de una reflexión sobre el mundo de las bodas. El grueso de la reflexión en realidad no es mío sino de un fotógrafo famoso, a alguno quizás empezará a sonarle algo... Estas son las impresiones que para mí se derivaron de sus palabras.



No sé si os habrá pasado alguna vez: leer algo y sentir, de inmediato, como un destello en la mente que dice "sí, esta conclusión hace tiempo revoloteaba por mi cabeza, pero aún no había encontrado palabras para expresarla". Esto me sucedió a mí cuando leí el manifiesto de Jonas Peterson.

Detalles, detalles, detalles, últimamente en los blogs de boda (a los que soy adicta, por otra parte) sólo veo detalles, cientos de ellos: tipos de ramos, de vestidos, de invitaciones, de ideas vintage, de estilos. Estos detalles que al principio metafóricamente devoraba, sin cansarme nunca, han llegado a estresarme un poco. En algunos casos, especialmente algunos días, he llegado a saturarme.

En Internet hay tantas (tantas, tantas, tantísimas) páginas con fotografías e imágenes de boda (sobre todo americanas y australianas) y muchos (muchos, muchos, muchísimos) otros blogs reproduciendo estas fotos, que no podrías cansarte nunca. Hay detalles de decoración para bodas de todos los estilos y colores, desde la boda en rojo y dorado, hasta la que usa con elegancia colores flúor, pasando por las paletas del marfil, el turquesa, el rosa con negro y los amarillos tostados. Y si de estilos temáticos hablamos, nos encontraremos desde la boda con temática años 20 a la boda hippie en la playa, pasando por la boda "Alicia en el país de las maravillas", la boda de los trenes antiguos y la de los pajaritos de colores.

Sin embargo... tras haberme pasado días y semanas hojeando estas bodas fabulosas, últimamente notaba una sensación desagradable, y he llegado a dos conclusiones importantes: 1) que respecto a mi boda, necesito volver a lo esencial y 2) que necesito desconectar un tiempo de Internet para centrarme en otras cosas; porque últimamente me ha robado muchas horas, incluso de sueño... No es sano acostarse a las tantas con la cabeza "hiperventilada" de ideas que luego no sé dónde recolocar.

Y justo cuando tengo todos estos pensamientos desordenados dando vueltas por mi cabeza, sin ser realmente consciente de ellos, leo un post y cada cosa vuelve a su sitio. Pienso ¡ajá, esto es lo que necesitaba! Os hablo del manifiesto que escribió el fotógrafo Jonas Peterson en su blog, y que encontré gracias a otro blog de bodas que suelo consultar, Beautiful blue brides (concretamente este).

El post original está en inglés, pero no quiero pasar la oportunidad de traducirlo para mis posibles lectores/as. Creo que sus reflexiones pueden hacernos tomar otra perspectivas respecto a nuestra boda y lo que significa a los futuros novios, pero que también puede resultar útil a escritores de blogs sobre bodas. De todas formas, pongámonos en contexto: este manifiesto  no sería completamente aplicable en un país como España, donde la industria de las bodas aún está despegando (y tiene que desarrollarse un poquito más) y donde aún somos bastante sentimentales y clásicos en el tema de las bodas. Aun así, espero que estas palabras os supongan una bocanada de aire fresco, como lo ha supuesto para mí.



MANIFIESTO DE JONAS PETERSON:

"Son las 4.47 de la mañana cuando me siento a escribir esto. Me desperté hace media hora, pero no he podido conciliar el sueño. He estado pensando en esto durante tanto tiempo...

El tren de las bodas ha descarriado.

Deja los jarrones de porcelana, la máquina de escribir vintage y las bombillas de colores y siéntate porque necesitas escuchar.

-¡Tú! ¡Sí, tú, el de ahí! Aparta los montones de heno, y las alfombras de estilo navajo y ven aquí. ¡Siéntate! No, ahora mismo no tienes que poner lavanda sobre los platos, ¡tienes que despertar!

Nos estamos perdiendo en los detalles. Toda la industria de las bodas va a la deriva, se aleja de lo que las bodas son en realidad, y todos nosotros somos el problema: bloggers, fotógrafos, organizadores y vendedores; todos hipócritas que alimentamos a la bestia del detalle.

Vuelve atrás.

Quita algunas capas.

Y empieza de nuevo.

En el centro de toda boda tenemos una chica. Que se enamoró de un chico. O una chica que se enamoró de una chica. O un chico que se enamoró... ya me entiendes.

El resto es insustancial.


Si hoy día lees revistas o blogs, pensarás que todo es el vestido, la decoración, las invitaciones o un millón de cosas más.

COSAS.

Y no. No es eso.

Es una celebración de amor, una manifestación del compromiso, una reunión de amigos y familia.

Porque estás enamorado.

Pero al visitar muchos de los blogs, pensarías que es sobre otra cosa. Pero si hay incluso imágenes sin gente. Como si las velas, o los viejos tocadiscos sobre mantas en un claro de un bosque hicieran una boda. Simplemente añade personas. Y quizás un novio. O no, realmente no es necesario, una boda son los detalles, ¿recuerdas? Detalles, detalles, detalles.

Vuelve atrás.

Quita algunas capas.

Y empieza de nuevo.

Las bodas tratan sobre la gente, sobre el compromiso y la celebración del amor. Es sobre ti. Construye eso, y todo lo demás llegará solo.


Soy una persona detallista, por tanto no es que no me gusten los detalles. Me encantan los detalles. Detalles, detalles, detalles. Los adoro. De verdad que sí. He trabajado con algunos de los mejores organizadores del negocio, y realmente decoran las bodas hasta la perfección, haciendo que los detalles sobresalgan, y siempre ha sido fantástico, porque están basados en las parejas, empezando por quien son cada uno de ellos. Y a mí realmente me gusta fotografiar detalles. Muchísimo.

Cuando era más joven, solía grabar cintas con cosas mezcladas para dárselas a las chicas que me gustaban.

Cada detalle estaba pensado cuidadosamente, cada carta, cada garabato, cada palabra en esa cinta tenía algún significado. Me gustan los detalles. Crecí en una casa con botellas vintage y jarrones de porcelana por todos sitios. Eso y rocas que recogíamos de la playa y del campo. Por lo tanto, apruebo esas cosas como el jarrón y la botella. En serio. Pero recuerda cuál es el sentido de la boda, por qué estás haciendo esto, qué es lo que necesitas. No te estreses pensando en construir una boda de cuento de hadas, perfectamente trabajada, cada detalle traído de un lugar.

Mirá más allá de los blogs y las revistas.

Y mira adentro.

¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué significa para ti? ¿Realmente necesitas todas esas... cosas? Y si quieres cosas, ¿estás realmente añadiendo cosas que tienen algún significado para ti? ¿Qué quieres recordar de tu día? ¿El pastel, las flores, el vestido de Hoya de la Poopy?

¿O quieres enfocarte en ese momento entre vosotros dos? Ya sabes: el chico... que se enamoró de la chica...

Vuelve atrás.

Quita algunas capas.

Y empieza de nuevo."



Una vez más, en mi caso personal me sitúo en un punto medio un tanto delicado: si hablo con mis amigas recientemente casadas, toda mi búsqueda de los detalles les parecerá exagerada, ¿qué sentido tiene hacer una boda personalizada? (la creación del blog ni os cuento...); pero por otro lado, tampoco quiero ser una de esas mujeres que se pasa dos años, cuando no toda su vida, planeando su boda y que luego espera verla publicada en un blog de cierto caché. Verdaderamente, y conforme voy desarrollando mi ojo crítico en esto de las bodas, creo que algunas mujeres hacen todo pensando más en "cómo quedará en las fotos" y "qué dirán cuando mis miles de seguidores me vean", que en vivir el presente de ese día en realidad.

Quiero un punto intermedio: pensar y debatir los detalles de la boda con mi novio con ilusión, pero sin perder de vista el objetivo final. Hacer una boda personalizada, que diga de nosotros y que no sea "en serie" pero sin darle mucha importancia al hecho de que no todo puede ser de cuento, porque hay factores logísticos que lo pueden dificultar.

En casi todas las ocasiones de mi vida me hallo en ese incómodo punto intermedio, y eso a veces me impide compartir totalmente mis impresiones con toda la audiencia; a veces peco por defecto y otras por exceso.

Qué le vamos a hacer, es cosa de mi carácter, pero también de Jonas Peterson, que él es un fotógrafo muy cooly amante de las bodas personalizadas y con detalles, pero a veces también se satura un poco de todo esto :) "

Esta es la entrada completa, retocada y repensada que comenzó un día de noviembre y termina ahora, el 31 de diciembre del 2012. Por supuesto, todas las imágenes son de Jonas Peterson.

Ahora sólo me queda desearos LO MEJOR para el año nuevo; ¿Y qué es lo mejor? Realmente nunca sabemos qué es lo mejor en nuestras vidas a largo plazo, así que pido para todos fé e ilusión en lo que está por venir.


¡¡Y muchas, muchas felicitaciones adelantadas a todas las novias del 2012!!

jueves, 29 de diciembre de 2011

"Lo hago yo misma" ¿Hasta qué punto?

La que más y la que menos que se han introducido en este mundillo de los blogs y los foros de boda, se habrá dado cuenta que hay una tendencia en alza: el "Do it yourself" (DIY) o "hazlo tú mismo".

Desde las más prestigiosas páginas americanas de bodas hasta algunas que están especializadas en DIY con mucha clase, por todos sitios encontramos fantásticas y originales propuestas con muy bajo coste, porque suelen ser con materiales económicos, muchas veces reciclados, y todo el proceso de elaboración y montaje lo llevamos a cabo ¡nosotros!

Antes de proseguir el blog, tengo que decir que no tengo nada en contra de la decoración DIY, es más, algunas cosas que he visto por Internet me parecen un derroche de habilidad e imaginación. Pero no me he encontrado hasta ahora ningún post que diga que no todo vale en materia de artículos autofabricados. Intentaré resumir mis pensamientos en unos pocos puntos:

1. Si decidimos decorar con nuestras propias manitas el lugar de ceremonia o celebración, es preciso tener en cuenta que los artículos DIY se sirven por lo general de materiales como el papel, el cartón y la tela, cortados a mano y enlazados con cuerdas, cordones, palos de madera, etc. Crean un ambiente artesanal muy adecuado para una boda campestre, en un entorno rústico o informal. Yo nunca pondría unas banderitas o unos pompones como los de la imagen en un restaurante "normal" donde predominan, por ejemplo, columnas de mármol, candelabros o cornisas de tipo clasicista. Si te gusta este estilo naive e informal, y haces la ceremonia en una iglesia barroca y el banquete en un restaurante "de toda la vida" quizás lo que debas plantearte es cambiar de escenario: una finca, la casa de algún conocido, una ermita el campo o una granja; porque las dos cosas no cuadran.

Esto es delicado, dulcísimo, pero ¿lo quieres para tu boda? ¿Concuerda con vuestros estilos? (quizás a tu chico tanto pastel no le guste demasiado...). Una opinión más elaborada en el punto 8.


Precioso para exterior, especialmente para colgarlo entre los árboles, pero ¿y en un salón con pared enmoquetada? ¿Y en un espacio moderno y minimalista?

2. Hay una línea muy sutil entre un DIY con clase y un DIY demasiado casero (y también hay un trecho entre un DIY casero y un DIY eminentemente hortera, pero de esto no me ocupo). No se trata de que no parezcan artículos artesanales, pero tampoco tiene que dar la impresión de que los objetos están sacados de una clase de plástica o los has hecho en tus ratos libres. Se necesita cierta habilidad para hacer las cosas uno mismo, pero no sólo eso: tenemos que tener claro que el diseño que elegimos es depurado (más info en el punto 6).
Siguiendo con la idea principal, no se trata de que los invitados vean que le has dedicado mucho tiempo al tema de la decoración y que sois habilidosos (de hecho, lo ideal es que no parecieran "hechos por ti mismo"); no se tratan que digan "ah, cuánto trabajo has empleado, qué bien te ha salido" como si vuestra boda fuera la exposición de unos trabajos manuales. Se trata de que estos elementos queden encajados en tu boda. Que se vea todo bonito, en conjunto. Que los DIYs aporten ese toque vintage, chic, tradicional, romántico, campestre, o temático que buscas al resto de la decoración; no que parezca la boda una especie de galería de tus trabajos.


Este DIY se nota que está hecho por decoradoras y wedding planners profesionales; todo son materiales "de andar por casa" pero la combinación tiene un estilismo muy cuidado. Si os veis capaces de hacerlo vosotras igual de bien, y combinar con estos elementos, adelante. Si no, puede ser que la composición de tazas con flores y libros desordenados quede bizarro.

3. Con los DIY se suele pecar de una cosa: dar demasiado colorido e incoherencia a la decoración. Me explico: si hacemos mariposas de cartulinas de colores para las copas, centros de mesa con latas, meseros de cartón, el organizador de mesa, misales, invitaciones, cucuruchos para el arroz, adornos de perlas para los ramos de novia, etc, etc. tenemos que buscar en todo momento un toque de coherencia: que todo siga una temática, un color, un tipo de material, o que de algún modo concuerde entre sí. Si hacemos unas cosas de papel, otras de fieltro, unas más logradas, otras menos, colorines por todas partes... Bueno, será divertido y tendrá todo un toque muy "casero" pero ¿es eso realmente lo que buscamos? ¿No puede resultar una boda "demasiado infantil"? Quizás no haga falta hacer tantos detallitos, y pueda ser todo aún menos trabajoso y simple: nada de adornos de cartón en la mesa, el arroz en una simple cesta, las invitaciones sin muñequitos, etc. Repito que para mí una boda debe de tener un mínimo toque de distinción con lo que ciertas cosas deberían evitarse; si para otra persona esto no es significativo, pues entonces puede permitirse otro tipo de licencias, y estas opiniones no serían válidas.


Centros económicos, coloridos, sencillos, bonitos pero ¿aptos para cualquier entorno? ¡NO!
4. Hacerlo una misma es una inversión de tiempo. Si no dispones de él, no te aventures, porque no vas  a disfrutar de los preparativos y vas a acabar agobiándote con este trabajo que te has cargado. Por otro lado, antes de lanzarte a hacer 200 invitaciones o 100 pulseritas para tus amigas, haz una prueba: si el resultado es satisfactorio (si no parece hecho por tu sobrina de 8 años en el cole, vamos) adelante; si no te convence tu trabajo o los materiales utilizados ¡¡cambia a tiempo!!
Evidentemente, este no puede ser tu detalle de novia ;)

5. No pienses que porque tú le hayas dedicado 50, 80 o 200 horas a hacer los artículos de decoración, todos los invitados van a darse cuenta, lo van a valorar y lo comentarán como genial acerca de tu boda. Las novias nos fijamos en los detalles más ínfimos de nuestros artículos ("cariño ¿te das cuenta? la banda roja de la invitación concuerda con las cortinas del restaurante"; y "los colores utilizados en los meseros son los mismos que los de mi ramo"), pero no debemos esperar que estos detalles también sorprendan a los demás. Si quieres causar más impacto visual repite un elemento decorativo en muchas cosas, por ejemplo, o haz menos artículos y más bonitos, más elaborados. Y entiende que, una vez que pones "tus manualidades" en la boda, lo que contará es lo bonitas que sean o lo armónicas que queden en su entorno, no el tiempo que te has pasado ideándolas o produciéndolas (eso no lo sabe nadie porque no se refleja en el resultado). Así que no te lleves un disgusto si nadie aprecia tus pequeñas joyas a las que has dedicado palabras, trabajo y energía: puede ser que tus invitados sean unos insensibles, o puede ser (y esto es crudo, así que coge aire) que el resultado final no haya valido la pena a pesar de tanto trabajo...


Estas ideas son preciosas pero plantéate: ¿Ves a tus amigas o damas de honor llevando estas flores (3 y 5) en la solapa? ¿Y esas tiras de plástico de colores(2)  colgadas en el juzgado o en tu restaurante? Eso sí, las invitaciones (4) son preciosas y elegantes, muy primaverales.
6. A no ser que seas decoradora, ilustradora, experta en diseño gráfico, interiorista o tengas una formación (autodidacta vale) en este tipo de materias, no te pongas a diseñar las cosas de tu boda. Es decir, hay una gran diferencia entre un DIY copiado de un artículo fantástico (e ideado por expertos en diseño, y cuando digo expertos no me refiero a que tengan una titulación, sino el arte, la habilidad y el tiempo para estos menesteres) y un DIY que te inventas tú misma. ¿El caso más simple? Los meseros de boda. O la papelería en general (invitaciones, misales, cartelitos...). Si no tienes experiencia, que te pases tres tardes "diseñando" tu dibujo o estilo no va a ser sinónimo de éxito; más lo es si COPIAS algún diseño que te guste de la web. Actualmente dispones de muchísimas plantillas por Internet que puedes utilizar con programas como Word o Photoshop. También está la posibilidad de comprarlas a un más que módico precio a ilustradores profesionales (entre 2€ y 10€).

En conclusión, si quieres ahorrar pelas y te empeñas en "hacerlo todo tú misma" porque es más personal, bonito y bla-bla-bla, acepta mi consejo: NO DISEÑES, a no ser que se te dé muy bien; busca diseños de otros y adáptalos. Esto último dependerá de la habilidad manual de cada uno claro. Si no eres un "fiera" de las artes decorativas, elige siempre diseños sencillos con materiales llamativos. Sinónimo de éxito y elegancia.

Debajo algunos ejemplos de motivos con materiales variados y especiales, y diseños currados (que puedes copiar). En este caso Etsy nos sirve de inspiración:





Sinceramente, ¿se te ocurriría alguna vez un diseño así? ¿O eres más bien del tipo "título de mesa" con letra Times New Roman 40 y abajo un dibujico cualquier. Fíate de los profesionales.
7. Hay una opción intermedia que también es altamente recomendable si no te consideras un hacha en esto de las manualidades: compra un artículo y luego personalízalo. Puedes decorar el interior de un libro de firmas añadiéndole lazos, puntilla, un sello personalizado, una frase bonita escrita con letra cursiva. Lo mismo puedes hacer con tus invitaciones, y con las tarjetas de los detalles. Puedes comprar unos marcos bonitos y poner unas láminas bonitas de un antiguo calendario, postales o vuestras fotos. ¡Éxito asegurado! O puedes rodear unos vasitos de vidrio con pequeños trocitos de crochet o puntilla. En cuanto a los centros del restaurante, quizás no te compense hacerlos uno a uno tú sola, pero puedes darles instrucciones al restaurante para hacerlos más personales: por ejemplo poner las flores en maceteros bonitos, en botes de cristal o en jarrones vintage, en vez de en esos horribles recipientes de plástico a los que nos tienen acostumbrados.




8. Por último, recuerda que una boda es un acto formal, no es como un cumpleaños o una fiesta para niños (por mucho que ciertas publicaciones americanas así se empeñen en hacérnoslo creer, con sus estéticas demasiado coloristas, dulzarronas o con mucho tono pastel). Así que planea toda la decoración y accesorios en base a esto, a que se trata de una fiesta para adultos con cierta trascendencia y elegancia (por algo la gente va con trajes y tacones, si no irían en vaqueritos o shorts con cuadritos).

La boda también es un reflejo del lugar en el que vives y sus tradiciones. Esto no significa que debas seguir al pie de la letra todas y cada una de las tradiciones; pero antes de desdeñarlas piensa que quizás puedas personalizarlas y darles un estilo muy particular, que agrade tanto a jóvenes como a personas más mayores.

Si este no es tu novio (ese chaleco marrón y corbata lila es, cuando menos, atrevido)... ni tu entorno...

Entonces esta NO es tu boda, por espléndida que quede la sesión fotográfica.
En conclusión: DIY sí, por qué no, pero siempre BIEN HECHOS Y BIEN DISEÑADOS, acordes con nuestro estilo, el de nuestra pareja y el de nuestro entorno.
Y vosotros, ¿que pensáis de los DIYs? ¿Os ha parecido demasiado negativa mi entrada de hoy o tan sólo realista? Creo que he planteado el tema con sinceridad, pero estoy deseando conocer vuestras opiniones...

Imágenes y muchas ideas DIY (para la que se atreva): http://mydiyweddingday.com/

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cuatro meses...

A veces una quisiera ralentizar el tiempo, otras acelerarlo, pero el resultado es que los días siguen pasando siempre con la misma velocidad y sin darnos tregua.

Hace seis meses estaba en una nube de amor pre-emocionándome sobre mi boda (¿qué cara pondrá mi chico cuando me vea vestida de novia? ¿Cómo será nuestro primer beso de casados? ¿Y el momento en que nos retiremos después de la fiesta a nuestra habitación?), y haciendo las más tiernas suposiciones. Un mes después (cinco meses) debo reconocer que comencé a experimentar ciertas dudas y miedos (¿seremos la familia que quiero que seamos? ¿Evolucionará favorablemente nuestra relación con el matrimonio? O la más trascendental: ¿Somos realmente "la media naranja" cada uno del otro?). Y ahora, a cuatro meses del gran día... Pues empiezo a ponerme un poquito nerviosa.


Cada peldaño es un día... Y al final de la escalera, el día B.

Empiezo a agobiarme ligeramente porque me quedan bastantes cosas que hacer. Pensaba que llevábamos los preparativos muy avanzados, porque es cierto que durante el verano aprovechamos para elegir un montón de cosas; pero este mes, con los líos del trabajo y de cenas varias, estamos retrasando todo... Y se acerca enero y me veo con un montón de cosas aún por decidir, y otras que inevitablemente hay que hacer a partir de entonces: dar las invitaciones, confirmar número de invitados con el restaurante, pedir detalles de hombre y mujer...

Sé que aún me queda tiempo, y que es importante disfrutar de este proceso, pero por primera vez empiezo a vislumbrar que el día de mi boda no está sólo en mi imaginación, sirviendo de inspiración para este blog, sino que será un día real, con sus cosas bellas y sus inconvenientes, que tengo que ir teniendo bien atado.

He llegado a mi destino, estoy nerviosa... ¿Seguimos?
Es una sensación un tanto extraña y por eso se me hace difícil de explicar. Es como si este tiempo de atrás estuviese en una nube, viendo cosas maravillosas en los blogs pero sin decidirme realmente por nada. Sólo veía y disfrutaba, y decía: ¿qué tal sería poner en la boda...? ¿Cómo quedaría esto... y esto otro? He cambiado de opiniones varias veces, y aunque hemos comprado algunas cosas y tomado algunas decisiones fundamentales, todavía nos quedan otras tantas. Entre ellas, personalizar la ceremonia religiosa, algo que veo importantísimo y que no es tan común que la gente les preste atención.

Es momento de actuar más que de seguir inspirándome, es momento de tomar decisiones.

También pienso en el vestido y los complementos... Como toda novia, tengo el deseo de ir guapísima. Y posar así de coqueta mirando a la cámara en mi día especial.

Así que a cuatro meses... Me encuentro tranquila, segura del paso que voy a dar (y de lo que significa), pero pareciéndome extraño que estas sean mis últimas Navidades de soltera. Las últimas Navidades en que me despertaré en casa de mis padres y bajaré a desayunar con mis hermanas, se me hace difícil pensarlo.

Y me encuentro llena de ideas e inspiración a las que tengo que darles ya una salida, como propósito especial para las vacaciones de Navidad: tengo que hacer una lista definitiva de las cosas que quiero comprar para decorar, de dónde colocarlas, de las lecturas para la misa, de los detalles de la iglesia, las flores, y un sinfín de cosas más sobre las que tengo una vaga idea nada definitiva.

Cuatro meses para mi día B... A veces querría que mis días pasaran rápido para estar ya con mi chico en la luna de miel y (por fin) viviendo juntos, que es lo que anhelamos estos últimos meses. Otras veces, me digo que quizás necesitaría un mes más para dejarlo todo más atado y hacerme a la idea. Es decir, despedirme mentalmente de mis dos estatus: el de soltera, y el de novia.

El objetivo final de nuestro día: un pacto de amor con nuestra pareja.

Pero lo bueno es que, como he dicho al principio, el tiempo pasa con la misma velocidad sean cuales sean nuestros deseos. Así que, me guste o no, quiera acelerarlo o detenerlo, me agobie o me resulte pesado, ¡¡dentro de cuatro meses seremos marido y mujer!! Y justo en este momento estaremos preparándonos en casa con los más allegados; él con los últimos retoques (todo fotógrafo visita primero la casa del novio) y yo presumiblemente con la maquilladora. Nos faltará muy poquito para vernos de novios al fin, ay...

Sigue la cuenta atrás.

Todas estas imágenes maravillosas las puedes encontrar en este estupendo reportaje de boda en París.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Un pequeño objetivo cumplido

Poco imaginé, cuando mi contador de visitar marcó sus cuatro cifras a finales de octubre, que iba a alcanzar las 10.000 antes de acabar el año. Lo comenté entre risas con mi novio en aquel momento: llegaré a las 5 cifras quizás para nuestra boda; y él me decía "no, verás como antes..." Tampoco imaginé cuando comencé mi andadura en el mundo blogger que iba a ser una parte tan importante en mi rutina diaria: pensar un post, buscar un poco de info, ponerme a escribirlo relajadamente y lo mejor: darle al botón de publicar y decirme "bueno, ahí va otro post".

No me gustan los actos de vanidad en la red, la verdad, pero hoy estoy un poco más permisiva conmigo misma. Y publico este post, para en primer lugar, felicitarme por alcanzar este gran objetivo para un blog con pretensiones tan modestas como el mío, las simples reflexiones de una novia novata que planea la boda de sus sueños, en ese punto medio tan complicado entre lo puramente convencional y lo más transgresor.


¡Yujuuuuuuuuuuuuuuuuu!
Desde que empecé a planificar mi boda, sabía que había ciertos "obstáculos" (que en ningún caso yo vi como tales, por eso entrecomillo la palabra) que me impedirían hacer esas bodas de revista, con las que se me cayó la baba (y el alma a los pies también, tengo que decirlo) la primera vez que las vi. Estos pequeños inconvenientes eran: que mi boda sería en nuestro pueblo, que cuenta con pocas infraestructuras y proveedores originales; con trescientos invitados, incluyendo compromisos de los padres (nada de boda íntima), por la iglesia (que yo pensaba que tenía una ceremonia más encorsetada, cosa que no es cierta), y con dos novios (mi futuro marido y yo) acostumbrados a los eventos típicos y absolutamente faltos de ideas.

Pero desde el principio nació la ilusión... Y con ilusión y ganas de hacer cosas, se consigue todo. Hasta un lugar precioso para la boda en el que nadie había reparado. O unas invitaciones elegantes con un sello personalizado que proviene de Estados Unidos (mi padre todavía lo está flipando con el tema, jeje, me dice "Pero si eso no puede ser, ¿cómo les va a salir rentable enviarte eso aquí a España?"...). Y una ideas y una filosofía de rastrear cada detalle y elegir las cosas con mimo a las que no estábamos acostumbrados.

Y yo, aunque tradicional para algunas cosas, tengo una forma de hacer las cosas muy particular, y una personalidad digamos intensa. Realmente sé que los amigos que me conocen saben que no tendrán "la típica boda" y que los detalles estarán muy cuidados, por tanto siento que no puedo menos que cumplir con estas expectativas :). Pero bueno... que aun siendo típica y convencional, sería mi boda, mi cambio de vida (¡¡que me voy a vivir con mi chico!!), así que sólo por eso para nosotros es lo más importante.


Además de aprender un montón sobre bodas y que el blog me ha permitido canalizar mis sentimientos cambiantes (a veces de enfado, otras cursis, lo sé) en estos meses que llevo de andadura, me he introducido en un mundillo que me era desconocido por completo... Y aprender cosas nuevas siempre tiene un lado fascinante.

Por ejemplo, me ha sorprendido (no me atrevo a decir si gratamente o al contrario) la cantidad de blogs de moda que proliferan por la red, nunca lo hubiera imaginado. Hablé algo de eso aquí. También el hecho de que más visitas y comentarios no siempre significan mayor relevancia del blog en general: a veces hay post buenísimos con 0 comentarios y viceversa: hay post que no son nada del otro mundo con montones de comentarios.

Siguiendo con los comentarios, también me he percatado que últimamente la gente no suele comentar, no sé si por timidez, por falta de interés en el tema, o por no saber qué decir. Y al contrario, en algunos artículos hay una sobresaturación de comentarios que realmente están vacíos de contenido. No sé, yo si veo algo que me gusta, suelo comentarlo, o bien aporto otra información, mi visión personal, o un dato que no se ha mencionado en el post. Creo que esta fluidez de comentarios enriquece a ambas partes: al que escribe y al que lo lee, puesto que una de las características de la web 2.0 es precisamente la interacción. Si un blog no recibe comentarios, o éstos no se leen, o no se responden está un poco cojo a mi entender.


Siguiendo con estas reflexiones sobre la blogosfera, comento que a veces tengo la sensación que las bloggers lanzan preguntas al final de sus post por finalizarlos de alguna manera, en vez de esperar verdaderas respuestas. Tal vez tengo esa sensación porque a veces no se responden a preguntas que se plantean en los propios comentarios de los lectores, y la verdad, si tú preguntas, y alguien te responde y además te plantea otra pregunta, lo más educado sería responder a su vez.

O esto, o bien es que yo entiendo poco de "netiquette". Yo cuando leo un post, y su correspondiente pregunta final, tengo en la mayoría de las ocasiones el impulso de contestar. Pero me cohíbe, en parte, el hecho de que poca gente lo haga. Y suelo desistir. Al final, las ovejas individuales tendemos a hacer lo que hace el rebaño, es decir: comentar en aquellos blogs amigos, o en los post donde ya lo han hecho con anterioridad. Y por mi parte, cualquier pregunta que lanzo es con la intención de obtener alguna respuesta. No las utilizo como coletilla para finalizar los artículos.

Compruebo un poco estupefacta que comencé a hablar de las 10.000 visitas y he acabado analizando el mundo femenino de las bloggers, ¡concretamente la dinámica de los comentarios! :)  Así que como conclusión, y retomando la idea inicial: que me siento satisfecha de haber alcanzado las 10.000 visitas,

y que me encanta que este blog contribuya a hacer más fácil la tarea de las futuras novias, incluyéndome a mí, al igual que otros blogs han contribuido y contribuyen a hacer más ameno y sencillo mi día a día.

¡Un beso a tod@s los que estáis leyendo esto!  ¡Y gracias por vuestro tiempo!

viernes, 23 de diciembre de 2011

Y en Navidad, ¿qué tal si...?



letinastock
... aprovechamos las vacaciones para leer un buen libro?



... cocinamos algo nuevo? Mejor si es dulce, y si huele a vainilla (crea asociaciones positivas de la infancia, según los expertos)



...limpiamos la casa en produndidad? ( un dicho popular remarca: "la pulcritud es salud y la limpieza nos acerca a la belleza")



... dedicamos una tarde entera (sin móvil, sin Internet, sin prisas) a hacer un balance de todo el año, y unos propósitos asumibles para el 2.012?



... compramos algo que llevamos anhelando durante todo el año? (un caprichito, vamos): para nosotras, para nuestra familia, para nuestros hijos. Para después descubrir que lo que nos hace verdaderamente felices son los momentos que compartimos con los demás.



... nos sentimos guapas, pero menos presuntuosas que de costumbre?


... disfrutamos de las fiestas por el mero hecho de estar vivos? Y agradecemos no estar residiendo en un país en conflictos, o donde existe odio hacia la mujer, o donde no podemos salir a la calle sin miedo a sufrir un asalto. Cuando una ve cosas horribles en la noticias (y las cosas horribles siempre atacan con más dureza a las mujeres, lamentablemente) se pregunta ¿pero tengo motivos para quejarme de algo? ¿No debería celebrar mi vida, y este momento, cada mañana? Cuán afortunada soy de poder divagar sobre bodas y vestidos maravillosos, y no sobre el temor a ser atacada o humillada.


En Navidad, ¿qué tal si cantamos todos juntos algún villancico popular para que no se vayan perdiendo con las futuras generaciones?  Convencional... pero diferente, ¿verdad? ;)





jueves, 22 de diciembre de 2011

Cena para dos en el solsticio de invierno

Hoy estamos en una fecha del año muy especial: el día del año con la noche más larga y que, por otro lado, sirve de inauguración al "nacimiento del Sol" (o nacimiento de la luz después de los largos días oscuros de finales del otoño) . Lo que significa que hasta el día del solsticio, estimado el 22 de diciembre, los días cada vez son más cortos, pero a partir de él, las horas de luz van creciendo progresivamente hasta llegar al 21 de junio (el día más largo del año).

Lo que fuera la fiesta pagana del culto al Sol se cristianizó posteriormente, y hoy por hoy, celebramos unos pocos días después del solsticio la Navidad, concebida como el nacimiento del Salvador del mundo.

Sea como sea el sentido para cada uno, de fiesta religiosa o de tradición pagana, el simbolismo de estas fiestas me encanta. Y también todas las celebraciones familiares, los regalos, las reuniones del trabajo y los adornos navideños que pueblan nuestras calles. Pero es cierto que con tanto ajetreo, a veces vemos difícil pasar un ratito a solas con nuestra pareja.

Así que yo propongo este año celebrar una cena para dos un poquito antes de Navidad, y coincidiendo con una fecha tan especial como el solsticio de invierno. Una reunión íntima, glamourosa y muy especial que puede simbolizar el renacer de nuestro amor, y que permita coger fuerzas como pareja para enfrentar las fiestas familiares de uno y otro lado, que suelen tener un puntito estresante.


Mi decorado perfecto para un evento así.
En mi caso particular, y especialmente este año, celebrar una reunión íntima con mi pareja se me antoja esencial. Últimamente hemos estado muy ocupados con nuestro trabajo y cenas de Navidad varias, y también con los preparativos de la boda. Vivimos en ciudades separadas, y los fines de semana que nos reencontramos en el pueblo, siempre tenemos muchas cosas que hacer, y ganas de descansar. Y ahora en Navidad, los compromisos se multiplican y yo me pregunto: ¿habrá algún momento para nosotros dos solos, sin actividades programadas?

Pensar que estas son las últimas fiestas que pasamos de solteros por un lado me abruma, pero por otro me alegra infinitamente. Aunque año no vamos a poder cenar juntos el día del solsticio porque ha caído durante la semana, tengo el firme propósito de postergar la cena justo a la semana siguiente (que yo tengo vacaciones). Necesito ese ambiente íntimo y delicado que sugieren estas fotos.


Necesito hacer una celebración simbólica de nuestra "natividad" particular: confirmar que nuestro amor renace cada año y se renueva, asunto especialmente importante teniendo en cuenta que vamos a comprometernos de por vida dentro de cuatro meses. 

¡Y necesito tener a mi chico un poquito para mí antes de entrar en la vorágine de estas fiestas!


¿Alguien más se anima a celebrar el solsticio de invierno?
 
Todas las imágenes via: Hostess Blog

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Canciones con un toque de jazz

Hoy el post... va de música. Y de música jazz, con un toque de soul, música que me recuerda a Norteamérica, a recepciones de fiestas con estilo, y a un tipo de amor dulce y clásico. Para los que nos casamos, me parecen la música perfecta para un momento tranquilo de la boda: durante el cóctel, para el primer baile de los novios, durante el almuerzo...

Y para las casadas, y para todo el mundo que quiera relajarse un poquito en esta tarde de miércoles ya tan próxima a la Nochebuena, enchufad los cascos y espero que os guste mi selección...

Empiezo con Stacey Kent. Escuché un tema suyo por primera vez en un disco de un música que no suelo escuchar (smooth jazz), y me cautivó su voz. Muy femenina, muy limpia. El otro día buscaba una canción suave mientras trabajaba; me acordé de esta chica, escribí en el buscador su nombre y me encontré un tema tan increíble como el siguiente: "So nice". Quizás sea demasiado lenta como primer baile de los novios, pero no dudo que no sea perfecta para un momento como este, el que estamos viviendo ahora mismo... :)

Sigo con una de mis voces masculinas preferidas: Michael Bublé, con "The way you look tonight". Madre mía, estoy escuchando cantar a Michael Bublé en este vídeo en directo y me estoy derritiendo por momentos... No aguanto tanta suavidad, y tanta dulzura; me imagino con my darling en un sitio precioso, decorado con candelabros y con un vestido largo de noche. Ambos vamos guapísimos. Es nuestro aniversario y bailamos este tema muy pegaditos. Estamos felices, la noche nos parece hermosa, y el futuro, prometedor... Sí, si cierro los ojos lo imagino exactamente así.



También de Michael Bublé "Try a little tenderness". Es también una balada elegante y sentimental, con piano de fondo. Empieza muy lenta y un tanto nostálgica, pero en la parte final sube muchísimo la intensidad y se podría hacer un baile espectacular (ya me imagino al novio elevando a la novia por los aries, rollo "Dirty Dancing"  XD).  Definitivamente una canción que toca mi fribra sensible, y  que quiero compartir en estos días navideños en que la voz de Michael Bublé nos desea felices fiestas en Divinity!



Sigo con "Strangers in the night" de Frank Sinatra. Todo un clásicoooo.... Intensa, profunda, romántica, e incluso chic. Sinatra no falla en una boda a la que se quiera incluir unas pequeñas dosis de glamour... Lo que ocurre es que todas estas canciones soul-jazz, más que el vals, hay que bailarlas con cierta gracia e incluirles algún movimiento específico del baile. He visto este video en youtube y me parece que esta pareja lo hace bastante bien (me encanta el detalle del beso en la mano):



Y para acabar, un clásico en la voz tan especial, sugerente y un poco rota, de Jamie Cullum: "What a difference a day makes". Se pueden aplicar todas mis impresiones anteriores a esta canción. (¡¡y qué bien toca el piano Jaime Cullum!!)


martes, 20 de diciembre de 2011

Fuegos artificiales

Los fuegos artificales, en la madrugada o al atardecer, son un detalle que suele ser muy agradecido en las bodas.

Actualmente existe un gran facilidad para comprar cartuchos de uso doméstico, es decir, que no requieren ningún experto en pirotecnia para lanzarlos. En una de las últimas bodas a las que he ido, compramos un paquete que conteía 50 cohetes, y los lanzamos de forma sorpresa a mi amiga al finalizar su baile de novios (lo hacía en el exterior porque era una hora de verano). Quedó bastante espectacular, con deciros que no había derramado una lágrima en toda la boda pero en ese momento de extrema sensibilidad se echó a llorar...


Via
Yo no era muy fan de los fuegos artificiales en las bodas (pensaba que estaban un poco demodé). En algunos sitios es usual la pólvora a la salida de los novios de la iglesia, pero al ser de día no resaltan, no quedan nada lucidos. Hacen ruido, lo cual es gracioso, pero poco más. La cosa cambia si se hace por la noche: para un momento especial como puede ser el final del baile de los novios, al acabar la barra libre o cuando comience a anochecer, y más si los novios no saben nada y los lanzan de forma sorpresa los amigos, es un detalle muy bonito. No me gustan tanto a la llegada de los novios, que también los he visto en otra boda, porque este momento lo identifico más con la euforia o la alegría que con el romanticismo que pueden despertar los fuegos artificiales.

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Fue mi novio el que me sugirió la idea de los fuegos artificiales en nuestra boda. He de decir que en un principio le dije que sí porque me parecía muy feo no contar su opinión cuando él está cediendo en casi todo lo que he dicho yo ;) Pero definitivamente después de la boda de mi amiga la idea me convenció. Los fuegos artificiales tienen algo de magia, nos recuerdan a las fiestas, a la niñez, a esas escenas de amor de las películas donde los novios se besan y de repente surgen estos fuegos de colores al fondo.



Además, y esto es un punto bastante importante, estos cohetes para celebraciones no son nada caros (me parece que son unos 50 € el pack de 50 cohetes), son fáciles de conseguir y también muy fáciles de manejar para alguien sin experiencia. ¿Os animaríais a ponerlo en vuestra boda y conseguir una fotografía tan bonita como esta?


Guía para sorprender a tus invitados
O bien un reportaje de pre-boda tan bonito y especial como este (¡me ha enamorado!)





Rowell Photography

Lo único que necesitamos para que nuestra "pólvora de amor" sea posible ¡¡es que nos haga buen tiempo!! Que lloviendo, imposible... Como esto nunca se puede prever tendremos que llevar a Santa Clara docena doble de huevos... ;)

lunes, 19 de diciembre de 2011

# Consejo 2 # La boda es VUESTRA

Si tuviera que decir el consejo más repetido en los foros, en los blogs de boda y en el que más me insistió una amiga que se casaba en breve cuando yo empezaba a preparar mi boda es: la boda es VUESTRA, por tanto: haced lo que queráis. No lo que quieran los padres, los suegros, los hermanos ni los amigos de los novios.

Es un consejo increíblemente sencillo... pero que hay que repetirse como un mantra durante los meses que duran los preparativos porque se suele olvidar con facilidad. O más bien, porque se suele ceder para evitar contratiempos, lo cual suele suponer un error.

Porque sí, hay que ser fuertes emocionalmente a veces para decir con firmeza y sin enfadarse (que esta es la clave, no llegar a los conflictos) qué es lo que queremos y que, como la boda es nuestra, lo vamos a hacer así.

Recuerdo muy muy bien las palabras de esta amiga que he mencionado cuando empecé a compartir con ella las primeras desavenencias familiares: a mis suegros les gustaba un lugar para el banquete, a mis padres otro (y se pusieron relativamente intransigentes con el tema), otras personas me decían que preferían una boda de tarde a de mañana, y así un largo etcétera. Me dijo: "Mira, es TU boda y la vas a hacer una vez en la vida, por eso tienes que hacerla a tu gusto. Tus padres, tus suegros y todo el mundo que te dé órdenes indirectas ya tuvieron su oportunidad, ya hicieron su boda como mejor les pareció (y si no fue así, mal por ellos). Ahora la oportunidad es vuestra, y tenéis que hacerlo todo a vuestro gusto."

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El asunto de mis suegros respeto al restaurante se solucionó pronto (apoyaron nuestra decisión al poco tiempo); el de mis padres tardó algo más... Y en esos momentos tuvimos que ser fuertes, pensar que, a pesar de los inconvenientes que presentaba el sitio que elegimos (que era básicamente que estaba más lejos que los demás, y que era un sitio nuevo con poca experiencia en bodas, aunque a nosotros el maite nos dio muy buen feeling y mucha confianza desde el principio), era el que queríamos y lo más importante: en el que nos veíamos cuando imaginábamos el día de nuestra boda.

Para mí este último punto fue crucial: una noche cerré los ojos y me imaginé con las condiciones de boda que otros habían dicho para mí. Y la respuesta de mi interior no se hizo esperar... ¡¡me eché a llorar!! En serio, fueron tantas lágrimas que incluso me soprendieron a mí misma. Me veía vestida de novia sin mucha ilusión, y celebrando mi banquete en un sitio y con un estilo que claramente no me gustaba. Vi que era un horror estar disgustada y resentida el mismo día de tu boda. Tanto que pensé que, para hacerlo en un sitio que no me decía nada, prefería no hacer celebración. Hacer una ceremonia sencilla y punto, y una comida con el núcleo familiar después.

Al final, este y otros temas (como el de quien invitamos a la boda, quien siga el blog con cierta asiduidad recordará este post) se han ido solucionando y la paradoja final es que: ¡¡todos parecen estar encantados con nuestra idea de boda!! Sí, incluso mis padres y mis suegros con el sitio elegido (en serio, es increíble que ahora lo vean tan bonito e ideal cuando hace tiempo no les gustaba nada; pero cuando las cosas se hacen con ilusión y las opiniones se hacen valer, todo se soluciona).



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Es como aquellas parejas que no son creyentes y se casan por la iglesia por la presión de sus familiares. Personalmente me resultaría ridículo ser ateo y escuchar durante la ceremonia más importante de mi vida hablar de Dios, del sacramento del matrimonio, los salmos y las premisas católicas. ¿Es que acaso no son bonitas las ceremonias por lo civil? Creo que uno ha de sentirse cómodo durante su ceremonia, sea por el rito católico, hindú, budista o con lecturas de su poeta favorito. Y por mucho que otros parezcan ofenderse por esta elección, cuando llegue el día todo el mundo estará contento y conforme, y los novios sentirán la tranquilidad de saber que han hecho lo correcto.

Este consejo se puede aplicar a cualquier cosa, también y muy especialmente al vestido de novia. Cuando veo en los foros chicas que se debaten entre dos vestidos, el que les gusta a ellas y el que les gusta a su madre/tía/suegra, mi consejo es claro: eres tú la primera (que no la única) que tienes que verte hermosa y cómoda. Por supuesto, puedes dejarte aconsejar por gente de confianza, también por las trabajadoras de las tiendas (creo que son más objetivas que nuestros familiares, y están al tanto de las tendencias, por eso es tan importante comprar el vestido en un sitio en que la dependienta te inspire confianza y buenas sensaciones), pero la palabra final es tuya.

Y si no, haz el ejercicio que yo hice: imagínate levantarte en tu gran día, maquillarte, peinarte, sentirte radiante, ir flotando a tu habitación a ponerte el vestido de tus sueños... y descubrir que el vestido de tus sueños no está allí, que está en la tienda, porque lo dejaste y cogiste el otro que no te convencía tanto (el que no sentías como "tu vestido"), pero que a tus acompañantes les gustó tanto. ¿Y quién es ahora quien debe ponerse el vestido? ¿Ellas o tú? Seguramente en ese momento te darías cuenta que habría sido más conveniente hacer caso a tu instinto, pero ya es demasiado tarde. ¡Tienes que pasar tu día de novia añorando un vestido que no es el que llevas puesto!

Vamos, creo que cualquier novia se echaría a llorar ante una situación similar...

Por tanto futuros novios, recordad en todo momento este sencillo e importantísimo consejo: elegir todo a vuestro gusto, dejaros aconsejar pero no influenciar, y para cada decisión, sopesad si es verdaderamente lo que vosotros queréis o lo que otros quieren que hagáis. Y manteneos fuerte cuando vengan las adversidades, porque el resultado final de ser coherentes es tener la boda que vosotros queréis y habéis elegido libremente. Es, en suma, sentiros completamente cómodos en vuestro día, y eso... ¡no tiene precio!

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